Descubren un dinosaurio con “cráneo de trueno” inspirado en Mad Max: vivió hace 75 millones de años y confundió a la ciencia durante décadas

Un dinosaurio desconocido con un cráneo abovedado y gigantesco emerge desde las rocas de Montana para cambiar lo que sabíamos sobre su familia.
Brontotholus harmoni
Un equipo de paleontólogos ha identificado un nuevo género y especie de dinosaurio de cúpula ósea a partir de cinco fósiles hallados en la Formación Two Medicine. Recreación artística basada en descripciones. Foto: ChatGPT-4o/Christian Pérez

Durante millones de años, los restos fósiles de un imponente dinosaurio permanecieron enterrados en las capas geológicas de lo que hoy es el estado de Montana, en el oeste de Estados Unidos. Hoy, ese animal extinto —cuyo nombre evoca el estruendo del trueno y la resistencia pétrea de su cráneo— acaba de irrumpir en el mundo de la paleontología con una fuerza inesperada. Se llama Brontotholus harmoni, y su hallazgo no solo añade un nuevo integrante al ya fascinante grupo de los dinosaurios de cúpula ósea, sino que cuestiona viejas ideas sobre la evolución de estos animales en Norteamérica durante el Cretácico superior.

Este descubrimiento, publicado recientemente en la revista Zoological Journal of the Linnean Society por un equipo liderado por el paleontólogo D. Cary Woodruff, supone el primer registro confirmado de un pachycephalosaurio en la Formación Two Medicine, una región rica en fósiles pero que, hasta ahora, no había ofrecido ningún representante oficial de este peculiar linaje de dinosaurios.

Un cráneo que habla con el trueno

El nombre del nuevo género y especie —Brontotholus harmoni— no es casual. En griego, “bronto” significa trueno y “tholus” hace referencia a una cúpula o domo. Su nombre homenajea tanto a la forma característica de su cráneo como al lugar de su hallazgo, apodado informalmente como “Beyond Thunder Dome”, en alusión a la famosa película de ciencia ficción. La especie, además, rinde tributo al preparador de fósiles Bob Harmon, figura clave en la paleontología estadounidense.

El rasgo más distintivo de este grupo de dinosaurios herbívoros y bípedos es sin duda su cráneo: una masa de hueso grueso y abovedado, en ocasiones decorado con nódulos u ornamentaciones, que ha generado todo tipo de hipótesis sobre su función. Durante décadas, se pensó que estos animales chocaban sus cabezas como los carneros actuales, en combates rituales o por apareamiento. Aunque esa teoría ha sido matizada por estudios posteriores, el interés por la forma y estructura de estas cúpulas craneales no ha dejado de crecer.

En el caso de Brontotholus, el cráneo presenta una forma que lo sitúa entre los más grandes del grupo en América del Norte. De los cinco ejemplares analizados, uno de ellos —el holotipo MOR 480— alcanza los 171 mm de longitud anteroposterior del domo, lo que sugiere un animal de más de 3,5 metros de largo. Se trataría del tercer pachycefalosaurio más grande descubierto en el continente, solo por detrás de Pachycephalosaurus wyomingensis y Platytholus clemensi.

Recreación artística basada en restos fósiles revela el aspecto probable de esta enigmática especie con cúpula craneal
Recreación artística basada en restos fósiles revela el aspecto probable de esta enigmática especie con cúpula craneal. Foto: ChatGPT-4o/Christian Pérez

Más que un eslabón perdido

Durante décadas, los paleontólogos especularon con la posibilidad de que existiera una secuencia evolutiva clara entre especies de pachycefalosaurios norteamericanos, impulsada por los cambios del nivel del mar que fragmentaban y reconectaban sus hábitats. El animal ahora denominado Brontotholus fue originalmente interpretado como un “eslabón perdido” entre dos conocidos representantes del grupo: Stegoceras validum (del Campaniense medio) y Pachycephalosaurus wyomingensis (del Maastrichtiense).

Sin embargo, el nuevo estudio desmantela esa idea. El análisis filogenético, que compara características anatómicas de distintos ejemplares y especies, ha situado a Brontotholus lejos de ambos en el árbol evolutivo. Es decir, no forma parte directa de esa supuesta línea anagenética (una evolución lineal sin ramificaciones), sino que representa un linaje completamente independiente que convivió con otros miembros de su familia en el ecosistema del Cretácico tardío.

Este hallazgo obliga a replantear las rutas evolutivas de los pachycefalosaurios y su dispersión a lo largo del continente durante los vaivenes de la era de los dinosaurios. La Formación Two Medicine, donde se encontraron los fósiles, era una zona costera próxima a la gran vía marítima conocida como el Mar Interior Occidental, que dividía América del Norte en dos masas terrestres durante buena parte del Cretácico.

Los cambios de nivel del mar, la aparición de barreras naturales y la expansión o contracción de hábitats pudieron haber generado una diversificación mucho mayor de lo que se pensaba, con especies como Brontotholus evolucionando por caminos distintos, lejos de las líneas ancestrales conocidas.

El rompecabezas del domo craneal

El cráneo de Brontotholus presenta un conjunto de características que lo diferencian de sus parientes. El domo es ancho, de perfil bajo, y con una forma que se estrecha hacia el frente, lo que le otorga una silueta subtriangular desde arriba. La superficie carece de las marcas típicas de los individuos jóvenes (como la textura en mosaico o los forámenes pronunciados), lo que indica que los ejemplares más grandes analizados eran adultos.

Uno de los detalles más curiosos es la compleja geometría de las suturas entre los distintos huesos del cráneo. Estas líneas de unión están marcadas por crestas, surcos y formas encajadas, que refuerzan la estructura del domo y que posiblemente estaban relacionadas con la fijación de músculos o la absorción de impactos.

Además, la investigación detectó variaciones sutiles entre los ejemplares, lo que plantea la posibilidad de diferencias ontogenéticas (es decir, relacionadas con el crecimiento), pero también podría reflejar cierta diversidad intraespecífica. Cuatro de los cinco fósiles proceden de distintos niveles estratigráficos de la Formación Two Medicine, lo que sugiere que Brontotholus tuvo una amplia distribución temporal y geográfica en la región.

Una representación artística muestra cómo pudo haber sido este dinosaurio en su entorno natural durante el Cretácico
Una representación artística muestra cómo pudo haber sido este dinosaurio en su entorno natural durante el Cretácico. Ilustración: Connor Ashbridge

Un gigante silencioso del Cretácico

A pesar de su tamaño, Brontotholus harmoni probablemente no era un animal agresivo. Como la mayoría de los pachycefalosaurios, se alimentaba de vegetación baja y posiblemente vivía en pequeños grupos. Su cráneo, más que un arma, podría haber funcionado como señal visual para la identificación entre congéneres o como parte de rituales de apareamiento. Algunos paleontólogos también sugieren que las formas del domo podrían haber servido como cámaras de resonancia para emitir sonidos.

El hallazgo de este nuevo género pone de manifiesto lo incompleto que sigue siendo nuestro conocimiento sobre la diversidad de dinosaurios en América del Norte. En regiones tan bien estudiadas como Montana, aún quedan fósiles por descubrir que pueden cambiar por completo lo que creíamos saber. Brontotholus, con su nombre evocador y su imponente cabeza, se convierte así en un nuevo icono del misterio que sigue envolviendo a los dinosaurios del Cretácico.

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