Un museo turco se apresura a salvar una inscripción del emperador Caracalla que acabó como material de construcción en las paredes de una granja

Un hallazgo inesperado que podría perderse para siempre: así es la inscripción del emperador Caracalla que se encontró en una casa turca de los años cincuenta.
Reutilización de materiales romanos
Recreación fantasiosa. Fuente: Midjourney/Erica Couto. Busto de Caracalla. Fuente: Photo202/ Wikimedia - Inscripción de Caracalla

En el tranquilo entorno rural de la aldea de Yarışlı, en la provincia turca de Burdur, se esconde un pequeño misterio que parece salido directamente de las páginas de una novela. Se trata de una casa modesta, construida en los años cincuenta, cuyas paredes conservaban nada menos que un mensaje del emperador romano Caracalla. El hallazgo, a medio camino entre la arqueología y el puro azar, revela cómo los vestigios del mundo antiguo pueden perderse entre lo cotidiano para, décadas o incluso siglos después, reaparecer por sorpresa.

Un texto imperial en una granja de los años 50

La vivienda en la que se halló la inscripción romana se edificó en la década de 1950 con bloques de piedra recogidos en los alrededores del antiguo asentamiento de Takina. Los vecinos de Yarışlı transportaron el material desde el cerro de Asar Tepe con carros de caballos. En aquella época, nadie podía sospechar que aquellas piedras portaban inscripciones romanas.

El descubrimiento oficial se produjo en la década de 1970, cuando los arqueólogos del Museo de Burdur examinaron la estructura y advirtieron que algunas de las piedras empotradas en sus cimientos y paredes formaban parte de una inscripción imperial. Las letras incisas en los diez fragmentos de piedra, de hecho, pertenecían a una carta oficial del emperador Caracalla, que gobernó entre 198 y 217 d.C. Aquellos fragmentos de un decreto público se habían exhibido, en su día, en un edificio oficial del antiguo asentamiento romano de Takina.

Spolia de Caracalla
Fragmento de la inscripción. Fuente: Haber

El origen de las piedras

El origen de los bloques tallados se sitúa en la cercana ciudad de Takina, una antigua localidad de Pisidia que prosperó durante los periodos helenístico y romano. La reutilización de materiales antiguos —una práctica conocida en arqueología como spolia— fue una práctica común en muchas regiones de Anatolia. Sin embargo, rara vez se documenta de forma tan clara como en este caso. Los vecinos de Yarışlı buscaron materiales duraderos y baratos para levantar sus viviendas, sin imaginar que aquellos bloques contenían fragmentos de un mensaje imperial de casi dos milenios.

Los especialistas han determinado que las piedras pertenecían, en origen, a un conjunto monumental erigido en Takina. En concreto, los fragmentos formaban parte de un rescriptum imperiale, una carta del emperador destinada a la comunidad local. Talladas sobre losas pétreas, estas cartas solían exponerse en el foro o en los edificios públicos. Aunque el texto completo se ha perdido, los fragmentos conservados bastan para suponer que el mensaje tenía como fin reforzar la autoridad de Roma y recordar a los habitantes del lugar su sujeción al sistema legal del imperio.

Caracalla
Caracalla. Foto recortada. Fuente: Photo2023/Wikimedia

Caracalla y su mensaje al imperio

Nacido en el año 188 d.C., el emperador Caracalla fue una figura polémica y compleja. Gobernó junto a su padre, Septimio Severo, para luego ejercer el poder en solitario. Pasó a la historia por promulgar la Constitutio Antoniniana en el año 212 d.C., que concedía la ciudadanía romana a casi todos los hombres libres del Imperio romano. Su reinado estuvo marcado por una intensa actividad administrativa y una política de integración que buscaba unificar las provincias bajo la autoridad central.

Durante sus viajes por Asia Menor, Caracalla emitió múltiples decretos y cartas imperiales dirigidas a distintas ciudades que sirvieron para reafirmar tanto el poder de Roma como su propia legitimidad. Es probable que el mensaje descubierto en Yarışlı formara parte de ese conjunto de correspondencias oficiales, destinadas a fortalecer los lazos entre el emperador y las comunidades locales del oriente mediterráneo.

Los investigadores destacan que algunos de los fragmentos contienen trazos de letras griegas, como el nombre “Demetrios”. Tal dato sugiere que el documento pudo haber sido bilingüe o, quizás, se dirigió a una comunidad en la que convivían las lenguas griega y latina. Esta característica refuerza la idea de que la Anatolia romana fue un espacio de contacto cultural y lingüístico.

Inscripción de Caracalla
Inscripción. Fuente: Haber

La vivienda como cápsula del tiempo

La estructura de dos plantas de la casa de Yarışlı aún conserva los bloques con inscripciones visibles en los muros exteriores. Durante años, las letras latinas no fueron más que simples curiosidades en la fachada de una vivienda rural.

La intervención arqueológica de los años setenta cambió esa percepción. Los técnicos del museo identificaron los caracteres latinos y registraron los bloques como piezas de valor histórico. Además, también se emitió una notificación al propietario para que preservara la casa. Con todo, la falta de recursos y el abandono progresivo de la aldea hicieron imposible una conservación adecuada. En la actualidad, el edificio se encuentra en ruinas y los expertos alertan de que el derrumbe parcial de los muros podría destruir las losas inscritas si no se actúa con urgencia.

Edificio en ruinas
Recreación fantasiosa. Fuente: Midjourney/Erica Couto

Un legado en riesgo

El museo regional de Burdur ha iniciado los trámites necesarios para recuperar las losas y trasladarlas a un entorno seguro, donde puedan estudiarse y exhibirse con todas las garantías. Sin embargo, el proceso avanza con lentitud y, mientras tanto, la vivienda sigue expuesta a las inclemencias del tiempo.

La erosión, las lluvias y el abandono amenazan con borrar definitivamente las huellas de la inscripción. Por ello, los arqueólogos insisten en la necesidad de intervenir antes de que la casa se derrumbe y se pierda, así, un testimonio único del poder romano en Anatolia.

El caso ha reavivado el debate sobre la protección del patrimonio en las zonas rurales de Turquía, donde los restos antiguos se hallan, con frecuencia, integrados en la arquitectura de las casas, los establos y los muros agrícolas. En muchos casos, la falta de información y de recursos provoca que estos vestigios se deterioren sin que nadie advierta su valor.

Referencias

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