Guepardos

Investigadores de la Universidad de Northeastern han desarrollado un robot en forma de H que imita la carrera de un guepardo. Con solo 38 gramos de masa y tecnología piezoeléctrica, este innovador diseño promete aplicaciones en exploración y rescate.

Recorremos tierra, mar y aire para encontrar a los animales más rápidos según su velocidad máxima.

A pesar de su parentesco con gatos más pequeños, el título del felino de mayor tamaño no es para el tigre ni el león.

Una galería de lo más entrañable en la que nuestros protagonistas, animales de tierra, mar y aire, nos presentan su cara más amable.

Todo el mundo sabe diferenciar un tigre de un león, pero otros grandes félidos no son tan sencillos de distinguir, y cuando un animal es de color pardo con manchas negras, afloran las confusiones.

Las poblaciones de animales han estado disminuyendo durante mucho tiempo, pero los números han pasado desapercibidos debido a la falta de enfoque, revela un nuevo estudio.

¿En qué se relaciona la increíble velocidad que alcanzan a la carrera guepardos y gacelas, con la enorme lengua de la polilla de halcón y su forma de polinizar?

El lince ibérico, la pantera nebulosa o el tigre de Sumatra son solo algunos de los impresionantes félidos que se encuentran en distintos grados de amenaza.

Únicos en casi todos los sentidos, son los menos violentos de los grandes felinos. Incluso los machos, en su competición por las hembras, es raro que se enfrenten.

El guepardo es el mamífero terrestre más rápido del planeta. También conocidos como chitas, estos felinos alcanzan los 100 km/h en tan solo tres segundos. Descubre las curiosidades de este felino.

¿Con qué animales terrestres es mejor no echar una carrera? Ni el mismísimo Usain Bolt lograría vencer a ninguno de estos grandes mamíferos velocistas. 

Hacer una cosa "a la chita callando" significa hacerlo con mucho sigilo, con disimulo o en secreto. Hay diversas teorías sobre su origen. Según algunos expertos como Julio Cejador, su origen se remonta a un antiguo juego llamado chita que se jugaba con tabas o huesos (astrágalos). Otros lingüistas aseguran que se remonta a la Edad Media, cuando en la época almorávide los árabes introdujeron en España un felino parecido al guepardo, llamado saeta o chita.