La fascinación por los robots no es algo nuevo. En la Antigua Grecia, ya se hablaba de autómatas creados por el dios Hefesto para ayudar a los humanos. En la Edad Media, relojeros e inventores europeos diseñaron ingenios mecánicos que podían tocar instrumentos o escribir.
El verdadero salto llegó en el siglo XX, cuando la palabra "robot" apareció por primera vez en 1921 en la obra teatral R.U.R. del checo Karel Čapek. Desde entonces, la robótica evolucionó desde simples brazos mecánicos en fábricas hasta complejas máquinas autónomas capaces de aprender, comunicarse y hasta imitar emociones humanas.
Hoy, robots como Sophia o los desarrollados por Boston Dynamics muestran hasta dónde ha llegado la combinación de mecánica, informática e inteligencia artificial. Y lo que parecía ciencia ficción empieza a formar parte de nuestro presente.
