Descubren que el depredador marino más temido hace 360 millones de años era un monstruo sin dientes, con "cuchillas óseas" y mandíbula de cartílago

Un nuevo estudio científico revela que Dunkleosteus terrelli, uno de los peces más feroces del Devónico, era aún más extraño y fascinante de lo que imaginábamos.
Un nuevo estudio revela que Dunkleosteus terrelli, el fósil marino más famoso de Cleveland, tenía una anatomía tan extraña que reescribe la historia evolutiva de los peces prehistóricos
Un nuevo estudio revela que Dunkleosteus terrelli, el fósil marino más famoso de Cleveland, tenía una anatomía tan extraña que reescribe la historia evolutiva de los peces prehistóricos. Recreación artística. Foto: ChatGPT-4o/Christian Pérez

Durante más de 360 millones de años, las rocas de Ohio han guardado el secreto de una criatura tan formidable que haría temblar a cualquier tiburón blanco actual. Se trata de Dunkleosteus terrelli, un coloso marino de más de cuatro metros de largo, con una armadura ósea que cubría su cabeza y parte del cuerpo, y unas mandíbulas provistas de cuchillas óseas capaces de partir a sus presas en dos. Un auténtico titán de los océanos devonianos.

Pero ahora, este ícono de la paleontología acaba de cambiar para siempre ante nuestros ojos. Un nuevo estudio publicado en la revista The Anatomical Record ha revelado que lo que sabíamos sobre Dunkleosteus era solo una parte de la historia. Y que su anatomía, su forma de alimentarse y su lugar en la evolución de los peces fueron mucho más singulares de lo que se pensaba.

Un enigma con mandíbula de acero

Durante casi un siglo, la comprensión científica de este gigante se basó en estudios de los años 30, cuando los fósiles eran más difíciles de interpretar y se conocía poco sobre la familia a la que pertenecía: los artródiros, un grupo extinto de peces acorazados.

A pesar de su fama —es uno de los fósiles más expuestos en museos de todo el mundo—, Dunkleosteus había sido sorprendentemente ignorado por la paleontología moderna. Hasta ahora.

Investigadores de varias instituciones internacionales, liderados por el biólogo Russell Engelman de la Universidad Case Western Reserve, han analizado con lupa los mejores ejemplares conservados en el Museo de Historia Natural de Cleveland. Este museo alberga la colección más completa del mundo de fósiles de Dunkleosteus, gracias a las condiciones únicas de conservación del llamado "Cleveland Shale", una capa de roca negra que hace millones de años fue el fondo de un mar poco profundo.

Y lo que encontraron los científicos no fue simplemente una revisión, sino una auténtica revolución.

Nueva reconstrucción anatómica de la musculatura (derecha) y estructura mandibular general de Dunkleosteus terrelli (centro), en comparación con un artródiro típico (izquierda)
Nueva reconstrucción anatómica de la musculatura (derecha) y estructura mandibular general de Dunkleosteus terrelli (centro), en comparación con un artródiro típico (izquierda). Fuente: Russell Engelman / Case Western Reserve University

No era como los demás

Dunkleosteus terrelli siempre se consideró representativo de los artródiros, pero en realidad era un caso aparte. Mientras la mayoría de sus parientes tenían dientes verdaderos, este coloso había evolucionado cuchillas de hueso afilado que sobresalían de sus mandíbulas. No se trataba de una rareza menor: era una estrategia de depredación radicalmente distinta, ideal para arrancar trozos de carne de grandes presas. Una adaptación digna de un superdepredador.

Aún más sorprendente fue descubrir que cerca de la mitad del cráneo de Dunkleosteus estaba formado por cartílago, no por hueso. Esto contrasta fuertemente con lo que se había asumido hasta ahora. Las principales uniones de la mandíbula y puntos de inserción muscular estaban en estructuras cartilaginosas que no se conservan fácilmente, lo que había dejado a los paleontólogos del pasado con piezas incompletas del puzzle.

Este dato no solo cambia la forma en la que se reconstruyen sus mandíbulas, sino también cómo se estima su fuerza de mordida. Modelos biomecánicos anteriores deberán ser revisados para incorporar esta nueva información anatómica.

Otro hallazgo clave fue la identificación de un canal óseo en la región facial que alojaría un músculo de la mandíbula muy similar al que hoy en día utilizan los tiburones y rayas para cerrar la boca con velocidad y fuerza. Es una de las mejores evidencias hasta la fecha de esta característica en peces prehistóricos, y subraya una convergencia evolutiva notable entre Dunkleosteus y los elasmobranquios modernos.

Esta semejanza no significa que fueran parientes cercanos —en realidad, los artródiros están en una rama lateral de la evolución de los vertebrados mandibulados—, pero sí que ambos llegaron a soluciones anatómicas similares para cazar eficazmente.

Una máquina de cazar compleja

Además del músculo mandibular, los investigadores describen cómo otros elementos del cráneo y del cuello de Dunkleosteus formaban un sistema coordinado para facilitar el ataque. Una especie de "bisagra" natural entre la cabeza y el cuerpo le habría permitido abrir y cerrar la boca con gran amplitud, mientras músculos especializados del cuello y las placas torácicas colaboraban en el movimiento.

Se ha especulado durante años con la posibilidad de que Dunkleosteus se alimentara por succión, como hacen muchos peces actuales. Sin embargo, el nuevo análisis anatómico sugiere que esta idea es poco probable. Su cráneo, musculatura y estructura bucal parecen estar más orientados al corte y a la presión directa, no a generar vacío hidráulico.

Más allá del redescubrimiento de Dunkleosteus, el estudio ofrece una nueva perspectiva sobre la evolución de los artródiros. Lejos de ser un grupo primitivo y homogéneo, estos peces muestran una diversidad anatómica y ecológica sorprendente. Algunos desarrollaron mandíbulas para triturar, otros para succionar, y unos pocos, como Dunkleosteus, evolucionaron hacia una forma extrema de depredación basada en cuchillas óseas.

Esta diversidad indica que los mares del Devónico eran escenarios de una competencia feroz entre superdepredadores. Y que Dunkleosteus, con su extraña mezcla de cartílago, hueso, músculos potentes y un sistema de corte letal, estaba en la cima de esa cadena alimentaria.

Dunkleosteus terrelli (Newberry en 1873)
Dunkleosteus terrelli (Newberry en 1873). Foto: Wikimedia

Reescribiendo lo conocido

Lo más impactante de este estudio es que demuestra cómo incluso los fósiles más famosos aún tienen secretos por revelar. A pesar de décadas en vitrinas y libros de texto, Dunkleosteus terrelli seguía guardando detalles clave sobre su fisiología y evolución. Y gracias a una mirada moderna, esos detalles están por fin saliendo a la luz.

El trabajo liderado por Engelman no solo reconstruye con precisión la anatomía de este coloso, sino que también invita a replantear nuestras ideas sobre otros peces del pasado, su ecología y su lugar en el árbol evolutivo.

Al final, lo que parecía un monstruo marino conocido resulta ser mucho más raro, complejo y fascinante de lo que nadie imaginaba.

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