Durante siglos, los humanos han observado el cielo para entender en qué lugar del universo nos encontramos y hacia dónde nos dirigimos. Saber cómo se mueve el sistema solar no solo es una cuestión de curiosidad astronómica, sino también una de las claves para comprobar si nuestras teorías sobre el universo realmente funcionan. Ahora, una nueva investigación internacional ha sorprendido al mundo científico con un resultado inesperado: el sistema solar se desplaza por el cosmos mucho más rápido de lo que se creía.
El estudio, liderado por el físico Lukas Böhme de la Universidad de Bielefeld, se basa en datos de millones de galaxias distantes detectadas mediante radiotelescopios de alta sensibilidad. Los resultados, publicados en Physical Review Letters, no solo superan las predicciones de los modelos cosmológicos actuales, sino que lo hacen de forma rotunda: la velocidad inferida del sistema solar es 3,67 veces mayor de lo que indican las estimaciones basadas en la radiación de fondo del universo.
Qué significa moverse por el universo
Cuando se habla de la velocidad del sistema solar, no se trata del movimiento alrededor del Sol o del centro de la galaxia, sino del desplazamiento de todo el sistema solar respecto al universo en su conjunto. Este movimiento se mide a partir de una ligera asimetría en cómo vemos el cosmos: una mayor concentración de galaxias en la dirección hacia la que nos movemos, y menos en la opuesta. A esta diferencia se le llama "dipolo".
Tradicionalmente, se había estimado esta velocidad observando la radiación cósmica de fondo, una especie de eco del Big Bang que llena el universo con una temperatura casi uniforme. La pequeña variación de temperatura en una dirección concreta indicaba que el sistema solar se movía a unos 370 km por segundo. Esta medida servía como referencia para interpretar otras observaciones astronómicas.
Sin embargo, el nuevo estudio utilizó otro método. En lugar de observar la radiación, se basó en la distribución de radiogalaxias: galaxias lejanas que emiten ondas de radio muy potentes. Como las ondas de radio pueden atravesar el polvo y el gas que dificultan la visión en otras longitudes de onda, permiten obtener un mapa más claro del universo lejano.

Una técnica nueva para un resultado sorprendente
Para contar las radiogalaxias y estimar su distribución, el equipo utilizó datos de tres grandes radiotelescopios: LOFAR (Low Frequency Array), RACS-low y NVSS. La novedad metodológica fue emplear un modelo estadístico más realista: la distribución binomial negativa, en lugar de la tradicional distribución de Poisson. Esto permite tener en cuenta que muchas radiogalaxias tienen varias partes detectables, y que los algoritmos de detección no siempre las agrupan correctamente.
Este cambio es crucial porque mejora la forma en que se manejan los errores de medición. Como explica el artículo, "la distribución binomial negativa proporciona un ajuste significativamente mejor a los datos sobrecargados en todos los estudios analizados". Gracias a esto, lograron una medición más precisa del dipolo en la distribución de las fuentes de radio, lo que llevó a un resultado inesperado.
La dirección de este dipolo coincidía con la ya conocida a partir de la radiación de fondo, lo cual añade solidez al hallazgo. Pero lo más importante fue la magnitud del efecto: la intensidad del dipolo era 3,67 veces superior a la predicha por el modelo estándar de la cosmología, con un margen de error de ±0,49. Esta diferencia tiene una significación estadística de 5,4 sigma, lo que equivale a un resultado extremadamente difícil de atribuir al azar.

¿Se ha roto el modelo cosmológico?
La teoría cosmológica más aceptada, conocida como ΛCDM (lambda materia oscura fría), asume que el universo, a gran escala, es homogéneo e isotrópico. Esto significa que la materia está distribuida de forma más o menos uniforme, y que no hay direcciones privilegiadas. El nuevo resultado pone en duda esa suposición.
Según explican los autores, si nuestro sistema solar realmente se mueve tan rápido, "debemos cuestionar suposiciones fundamentales sobre la estructura a gran escala del universo". Otra posibilidad es que la distribución de las radiogalaxias no sea tan homogénea como se pensaba, lo que también tendría implicaciones profundas para la cosmología.
Este tipo de desviación respecto al modelo estándar ya había aparecido en estudios previos usando otros tipos de objetos astronómicos, como los cuásares. En esos trabajos también se había detectado un dipolo mayor de lo esperado, aunque no con la misma precisión estadística. El nuevo estudio confirma que el exceso en la velocidad no es exclusivo de una técnica de observación o de un tipo de objeto, lo que reduce la probabilidad de que se trate de un error sistemático.

Qué podría estar pasando
Los investigadores consideran varias hipótesis para explicar el hallazgo. Una de ellas es que existen estructuras cósmicas locales que influyen más de lo previsto en nuestras mediciones, como una acumulación de galaxias cercanas o un flujo de materia a gran escala. Otra posibilidad es que haya errores sutiles en la calibración de los telescopios o en la forma de analizar los datos.
No obstante, los autores del estudio han tenido mucho cuidado al descartar la influencia de efectos sistemáticos conocidos, como el polvo galáctico o la geometría de los telescopios. En el caso del radiotelescopio LoTSS-DR2, por ejemplo, las simulaciones muestran que el principal problema no es el sesgo sistemático, sino la gran variabilidad en la dirección del dipolo debido a la cobertura limitada del cielo.
Una implicación aún más profunda sería que el principio cosmológico —la idea de que no ocupamos un lugar especial en el universo— podría estar en entredicho. Si nuestro entorno cósmico es significativamente distinto del promedio del universo, las consecuencias para la física teórica serían enormes.
¿Y ahora qué?
Lejos de cerrar el caso, este hallazgo abre nuevas preguntas. Los propios autores indican que será necesario comparar estos resultados con los que ofrecerán los nuevos proyectos de cartografiado del cielo en los próximos años. Entre ellos destacan el EMU (Evolutionary Map of the Universe), la tercera fase de LoTSS y, sobre todo, el futuro SKA (Square Kilometre Array), que permitirá analizar el cielo con una resolución sin precedentes.
Mientras tanto, este tipo de trabajos muestran que todavía hay mucho por descubrir en el universo, incluso en fenómenos que pensábamos bien entendidos. La forma en que nos movemos por el espacio, algo tan básico como nuestra velocidad, puede esconder pistas clave sobre la estructura y la historia del cosmos.
El artículo no resuelve el misterio, pero sí lo plantea con claridad y rigor. Y como ocurre con los grandes descubrimientos, nos obliga a reconsiderar lo que dábamos por cierto.
Referencias
- Lukas Böhme, Dominik J. Schwarz, Prabhakar Tiwari, Morteza Pashapour-Ahmadabadi, Benedict Bahr-Kalus, Maciej Bilicki, Catherine L. Hale, Caroline S. Heneka, Thilo M. Siewert. Overdispersed Radio Source Counts and Excess Radio Dipole Detection, Physical Review Letters (2025). DOI: https://doi.org/10.1103/6z32-3zf4.