La reciente campaña de excavación en el yacimiento de Aliso, en Haltern am See (Alemania), ha sacado a la luz un hallazgo tan llamativo como revelador. Se trata de una fosa subterránea romana que probablemente se empleó como una “nevera” para conservar alimentos y bebidas. El descubrimiento se produjo durante cuatro intensas semanas de trabajo de campo en las que participaron estudiantes de la Universidad de Colonia, dirigidos por un equipo especializado en arqueología provincial romana. Aunque todavía se evalúan todas las posibilidades interpretativas, los investigadores sostienen que este pozo profundo presenta características coherentes con los sistemas de refrigeración pasiva conocidos en el mundo romano. El descubrimiento invita, así, a explorar aspectos de la vida cotidiana en este enclave militar en la frontera septentrional del Imperio romano.
Aliso: un campamento clave en la frontera germana
El yacimiento de Aliso, hoy identificado con el Castrum Aliso mencionado en las fuentes antiguas, fue uno de los campamentos más importantes del dispositivo militar romano en Germania. Situado en un punto estratégico a lo largo del cauce del río Lippe, desempeñó un papel clave durante las décadas en que Roma intentó consolidar su dominio en la región.
Se cree que albergó tropas de la Legio XIX poco antes de la célebre derrota de Varo en el año 9 d. C., lo que convertiría este lugar en un escenario clave en los vaivenes de la presencia imperial en tierras germánicas. Tal valor histórico lo ha convertido, en la actualidad, en el centro de un ambicioso proyecto de reconstrucción que busca devolver al paisaje la huella romana mediante la recreación a escala real de murallas, fosos, puertas y edificios auxiliares.

Objetos que revelan la vida cotidiana
El hallazgo de esta posible “nevera” se produjo en un área en la que también se documentaron otras estructuras aún por interpretar. También se documentó una colección de objetos vinculados al día a día de la población militar. Entre ellos, destacan fragmentos de cerámica fina, piezas de juego, monedas, una cuchara de bronce excepcionalmente bien conservada y una ánfora de vino. Estas piezas sugieren que la zona excavada podría corresponder a un sector habitacional o de servicio, en el que se almacenaban alimentos, se consumían bebidas importadas y se realizaban tareas domésticas. Si se prueba esta interpretación, el emplazamiento de un sistema de refrigeración en el área encajaría de manera lógica en un entorno donde la conservación del vino, la fruta o la carne era una necesidad básica.

La fosa como sistema de refrigeración
El pozo presenta una forma regular y una profundidad notable. Estas características descartan, por tanto, que se trate de un simple pozo para desechos. Los arqueólogos apuntan a que podría haber estado revestido en el interior y cubierto con algún tipo de estructura de madera, una técnica usada con frecuencia para mantener la temperatura baja y constante a lo largo del año.
Este tipo de instalaciones no eran infrecuentes en los asentamientos romanos situados en climas templados. Las heladas invernales y la humedad del suelo permitían disponer de estos depósitos naturales de frío que actuaban como cámaras de conservación. La fosa, por tanto, ejemplifica cómo los romanos adaptaban sus tecnologías de almacenamiento a las condiciones locales.
El descubrimiento, además, proporciona pistas sobre otros aspectos constructivos detectados en el campamento. El equipo de arqueólogos identificó en el terreno varios surcos profundos que superaban en dimensión a las habituales zanjas de poste. Según la interpretación del equipo, estas hendiduras podrían haberse ensanchado por efecto del fuego que se empleó para retirar los postes originales durante el proceso de desmantelamiento del campamento. Esta hipótesis, por tanto, arroja luz sobre las prácticas romanas usadas en el proceso de abandono de los fuertes. La quema controlada de estructuras de madera facilitaba la retirada del material sin dejar restos útiles para los enemigos y las poblaciones locales.

Un hallazgo clave para la reconstrucción del yacimiento
En el marco del gran proyecto de reconstrucción en Aliso, el descubrimiento de una supuesta fosa frigorífica permite refinar las hipótesis sobre la distribución y la función de los espacios interiores del campamento. Si bien la recreación de murallas, torres y puertas ya ha alcanzado resultados notables, la reconstrucción de los espacios de la vida cotidiana —cocinas, habitaciones y almacenes, así como herramientas y prácticas domésticas— requiere mayor información, del tipo que brindan estructuras como la fosa excavada. Por eso, los responsables del proyecto han subrayado que este tipo de hallazgos permiten devolver a estas reconstrucciones un carácter más auténtico y menos idealizado.
La identificación de un espacio de refrigeración también permite plantear reflexiones más amplias sobre la logística romana. Un campamento como Aliso, situado en la frontera, debía garantizar un suministro constante de alimentos que no siempre podían llegar frescos desde las regiones más cálidas. La existencia de fosas para mantener la temperatura baja demuestra que las necesidades de intendencia se afrontaban con soluciones ingeniosas, acordes con la disponibilidad local de materiales.

Mirar el pasado desde una reconstrucción viva
La reconstrucción del propio campamento, que ya exhibe la monumental puerta occidental y una casa de guardia levantada siguiendo técnicas antiguas, se beneficia directamente de cada nueva excavación. La información procedente del subsuelo, como la que aporta esta fosa, ayuda a afinar las dimensiones, la funcionalidad y la disposición de los edificios reconstruidos. De este modo, el parque arqueológico crece y se perfecciona a medida que nuevas campañas confirman o matizan los datos disponibles. Esta dinámica convierte a Aliso en un espacio singular donde la investigación arqueológica y la divulgación se retroalimentan de manera continua.

El hallazgo de una estructura sorprendente
La “nevera” de Aliso, por tanto, se suma al conjunto de evidencias que ayudan a entender cómo los romanos organizaron su vida diaria en contextos militares expuestos y alejados de los grandes centros urbanos. La vida cotidiana en un campamento romano fronterizo fue, sin duda, más compleja y rica de lo que imaginamos. La presencia de vajilla de lujo, objetos de ocio y espacios para la conservación de víveres, como la fosa refrigerante descubierta, muestra que los legionarios no vivían únicamente entre armas y palizadas, sino en un entorno donde la comida, el descanso y la convivencia ocupaban un lugar esencial.
Referencias
- 2025. "Römerkeller und spanischer Wein". LWL. URL: https://www.lwl.org/pressemitteilungen/nr_mitteilung.php?urlID=62652&fbclid=IwY2xjawODxGRleHRuA2FlbQIxMABicmlkETF4RmF4dGF4MXpLU3ZPSVc5c3J0YwZhcHBfaWQQMjIyMDM5MTc4ODIwMDg5MgABHtEfy1mu1oOVMv1iFvQGGL5EJBjpxEAZDpX7Bl21sOaB7sSDW1GDksAFyzlZ_aem__yUkBtqkVssqHrdMSAwTjA
- "Roman building site Aliso". LWL-Römermuseum. URL: https://www.lwl-roemermuseum-haltern.de/en/exhibitions-projects-research/roman-building-site-aliso/