Un excepcional descubrimiento arqueológico en el norte de Israel revela hasta qué punto el Imperio asirio dejó su huella en el Levante. En el pequeño asentamiento rural de Ḥorvat Tevet, en el noreste del valle de Jezreel, un equipo de arqueólogos israelíes ha descubierto una tumba de cremación del siglo VII a.C. con un ajuar de lujo sin parangón en toda la región. El estudio, publicado en 2025 en la revista Tel Aviv, ofrece una mirada inédita de la presencia asiria en la provincia de Megiddo. El conjunto funerario, que combina objetos de procedencia local, fenicia, mediterránea y mesopotámica, destaca tanto por su riqueza material como por lo que revela de las estrategias políticas y económicas del poder asirio en el Levante.
Ḥorvat Tevet, un enclave rural bajo dominio asirio
El yacimiento de Ḥorvat Tevet se encuentra a unos 15 kilómetros al noreste de Tel Megiddo, capital provincial del Imperio asirio durante el siglo VII a.C. El yacimiento, de unas tres hectáreas de extensión, presenta una secuencia de ocupación que abarca desde la Edad del Bronce hasta el período islámico. Su nivel III, datado en el siglo VII a.C., coincide con el momento de máxima integración del valle de Jezreel en la red administrativa asiria.
Durante esta época, Tel Megiddo (Magiddû en las fuentes cuneiformes) se convirtió en un centro urbano dominado por las autoridades imperiales, mientras que su entorno rural funcionaba como un espacio de explotación agrícola y apoyo logístico. Puesto que la mayor parte de los grandes núcleos de la Edad del Hierro habían sido destruidos o abandonados, los asirios reorganizaron el territorio en torno a su capital provincial. En ese contexto, Ḥorvat Tevet resurgió como una propiedad de la realeza asiria, destinada al cultivo intensivo y controlada directamente por la administración imperial.

El descubrimiento: una cremación junto a una inhumación
En el curso de la excavación, los investigadores hallaron dos fosas funerarias excavadas en la roca una de las terrazas superiores del asentamiento: una de cremación (B/F1014) y la otra de inhumación (B/F1015). La asociación de estas dos modalidades funerarias resulta inusual, ya que la cremación, más habitual en las zonas costeras fenicias, resultaba una práctica rara en el interior del Levante. La coexistencia de cremación e inhumación, por tanto, apunta a un posible rito híbrido, resultado, quizás, de los contactos culturales entre los fenicios, las poblaciones locales y los asirios.
La fosa de cremación, de forma ovalada, albergaba tres urnas dispuestas en el eje norte-sur, con restos óseos fragmentados pertenecientes a un solo individuo adulto mayor de 25 años. Los análisis sugieren que el cuerpo se incineró antes del entierro y que las cenizas se distribuyeron entre las tres urnas durante una única ceremonia. Al lado de estas, se excavó una pequeña hornacina con vasijas completas y un conjunto de ofrendas menores, mientras que en la tumba adyacente apareció un esqueleto articulado en posición fetal, acompañado de un jarro y dos cuentas.

Un ajuar de lujo sin precedentes
El conjunto funerario de Ḥorvat Tevet destaca por la abundancia y diversidad georgáfica de los objetos. En total, se recuperaron más de cien piezas, entre cerámicas, joyas, amuletos, cuentas y elementos de metal y piedra.
En la urna principal (una crátera anforoide decorada con bandas bicolores, similar a los ejemplares procedentes de los cementerios fenicios de Tiro y Akziv), se hallaron tres pequeños jarros, dos botellas, un alabastrón de fayenza, un cilindro-sello neoasirio, una pesa de cuarzo con hematita y más de cincuenta cuentas de diversos materiales. El recipiente estaba cubierto con un cuenco carenado de claro influjo asirio.
Entre todos estos hallazgos, figuran dos objetos excepcionales: una botella asiria esmaltada y un alabastrón de fayenza decorado con patos y flores de loto. La botella, con un vidriado verde, amarillo y blanco en forma de pétalos, tiene paralelos en las tumbas reales de Aššur y Nimrud, así como en los centros provinciales de Dur Katlimmu y Tell Tayinat. El alabastrón, por su parte, corresponde a un tipo de recipiente habitual en las cremaciones del Mediterráneo oriental que, hasta ahora, no se había documentado en el Levante interior.
El ajuar se completaba con fibulas y pendientes de bronce, amuletos egipcios de Sekhmet y Bes, y cuentas de collar de cornalina, vidrio, ágata, concha, azul egipcio y fayenza. El sello cilíndrico, el único objeto que presenta marcas de fuego, seguramente fue portado por el difunto durante la incineración. Este dato sugiere que el difunto gozaba de un alto rango administrativo o comercial.

Un reflejo del poder imperial
El estudio subraya que los objetos depositados en la tumba no tienen un origen local. Al contrario: procedían de talleres especializados de Fenicia, Mesopotamia y Egipto. Esto implica que tanto el difunto como su comunidad poseían acceso directo a las rutas imperiales de comercio y redistribución.
Los investigadores proponen que el individuo enterrado pudo haber sido un funcionario, un comerciante o un intermediario ligado a la administración asiria en Megiddo, quizás el responsable de gestionar los bienes de las fincas reales del valle. La presencia conjunta de una pesa y un sello refuerza esa hipótesis, pues eran instrumentos característicos de los mercaderes y oficiales encargados de la supervisión económica.
La botella esmaltada y el alabastrón mediterráneo, por su parte, eran objetos que, en el contexto provincial, distinguían a las élites integradas en el aparato imperial. Habrían funcionado, pues, como símbolos de estatus y pertenencia al sistema colonial asirio.

Cremación y poder en el mundo asirio
El hallazgo adquiere aún mayor relevancia al compararse con otros enterramientos del mismo periodo. En el ámbito asirio, la cremación no era común, aunque se ha documentado en yacimientos como Dur Katlimmu, donde los difuntos se incineraron bajo los pisos de casas vinculadas a guarniciones imperiales. En esos contextos, como en Ḥorvat Tevet, se identificaron cerámicas vidriadas, fíbulas, pendientes y objetos de lujo en los ajuares, lo que sugiere una práctica funeraria propia de élites vinculadas al aparato estatal.
En el Levante, la cremación formó parte de la tradición funeraria fenicia costera, donde los restos se depositaban en urnas selladas con cuencos invertidos. Sin embargo, las cremaciones en las áreas territoriales interiores del siglo VII a.C. (como las de Tel Dan, Tel Ḥadid y, ahora, Ḥorvat Tevet) se concentran cerca de centros provinciales asirios. Este dato parece revelar una difusión del rito dentro del marco colonial del imperio. Ḥorvat Tevet representaría, de este modo, un punto de convergencia entre tradiciones levantinas y costumbres asirias, fruto de la movilidad de funcionarios, soldados y mercaderes imperiales.
Referencias
- Peleg, Omer; Karen Covello-Paran, Hannes Bezzel, Yuval Gadot y Omer Sergi. 2025. “A Unique Assemblage of Cremation Burial from Ḥorvat Tevet and Assyrian Imperial Rule in the Jezreel Valley”. Tel Aviv, 52: 217–255. DOI: 10.1080/03344355.2025.2550116