Un equipo de arqueólogos desentierra en el yacimiento uzbeko de Kanka la armadura de un guerrero de hace 1500 años

La arqueología revela los secretos del yacimiento uzbeko de Kanka. Un equipo de estudio identifica una armadura única en la antigua ciudad fortificada.
Guerrero nómada
Recreación fantasiosa. Fuente: Midjourney/Erica Couto - Guerrero

Durante las excavaciones en el yacimiento de Kanka, en la región de Tashkent (Uzbekistán), un equipo de arqueólogos del Centro Nacional de Arqueología de la Academia de Ciencias de Uzbekistán ha descubierto una armadura completa datada entre los siglos V y VII d. C., junto a los restos de un templo monumental. El hallazgo arroja nueva luz sobre la compleja interacción entre culturas sedentarias y nómadas en la frontera del antiguo reino de Chach, un territorio estratégico donde confluyeron rutas, pueblos y creencias.

El descubrimiento destaca tanto por la rareza del equipamiento militar —se trata de una de las pocas armaduras intactas halladas en Asia Central de este periodo— como por su aparición en el contexto urbano de una ciudad fortificada que, durante siglos, fue un nexo entre el mundo iranio, helenístico y túrquico.

Guerrero
Recreación fantasiosa. Fuente: Midjourney/Erica Couto

Un hallazgo sin precedentes: el guerrero de Kanka

Según informó el equipo dirigido por Sur’at Shavkatovich Kubaev y Nadira Yusupova, durante la campaña de excavación de 2024 se encontró una cámara subterránea. En ella, se había depuesto una armadura de hierro de cuerpo completo. El contexto arqueológico sugiere que perteneció a un guerrero de alto rango, quizás perteneciente a la élite militar o al cuerpo de guardia del templo.

Las piezas, compuestas por lamelas metálicas articuladas y los restos de un cinturón de cuero decorado, muestran una manufactura especializada. Los arqueólogos sostienen que es el producto de una tradición metalúrgica altamente desarrollada en la región del Syr Darya durante la antigüedad tardía.

La disposición del hallazgo, junto a un recinto sagrado, apunta a un uso ritual posterior de la pieza. Así, la armadura pudo haberse ofrecido como exvoto en honor a una deidad protectora, o quizás se depositó como parte de una ceremonia de consagración militar. La zona donde se produjo el descubrimiento —el sector oriental del gran templo urbano de Kanka— fue el escenario de distintas fases constructivas entre los siglos V y X, lo que refuerza la hipótesis de que la armadura sobrevivió como reliquia simbólica a lo largo de distintas ocupaciones del territorio.

Además de la armadura, los arqueólogos encontraron fragmentos de cerámica, huesos de animales y restos de pigmentos rojos. Para documentar la posición exacta de cada elemento, el equipo empleó técnicas geoarqueológicas y fotogrametría 3D. La información recopilada permitirá así reconstruir de forma precisa el contexto funerario o votivo.

Kanka
Yacimiento de Kanka. Fuente: Academia de Ciencias de la República de Uzbekistán

El yacimiento de Kanka: una ciudad entre dos mundos

Objeto de estudio desde finales del siglo XIX, el sitio arqueológico de Kanka constituye uno de los mayores centros urbanos de la cuenca del Syr Darya y uno de los enclaves más antiguos del oasis de Tashkent. Ocupado desde finales del siglo IV a. C. hasta el siglo XII d. C., las fuentes clásicas lo identifican como Antioquía del Yaxartes, una fundación de la época seléucida.

El asentamiento tenía una estructura urbana compleja, formada por una ciudadela cuadrangular, varias estructuras amuralladas y un suburbio, todo ello protegido por un sistema defensivo que aprovechaba el cauce del río. Según han documentado los arqueólogos, la urbe contaba con templos monumentales, viviendas, almacenes subterráneos y talleres artesanales, testimonio de un intenso intercambio entre las poblaciones nómadas, los pastores y los agricultores.

Según destacan los estudios recientes, Kanka fue un punto de contacto entre los mundos helenístico e iranio primero, y túrquico e islámico después. En su arquitectura se reconocen técnicas y elementos importados de Sogdiana y Bactria, como el uso de ladrillos cuadrados y relieves decorativos. Los estratos superiores, por su parte, revelan la transformación del templo zoroástrico en mezquita durante el siglo VIII, tras la expansión árabe en el valle del Chach.

Esta superposición religiosa ilustra un largo proceso de adaptación sociocultural, en el que las viejas tradiciones del culto al fuego convivieron durante un tiempo con la fe islámica. De hecho, bajo el suelo de la mezquita se descubrió una estructura cónica de ladrillos quemados, que algunos investigadores han interpretado como un santuario oculto de adoradores del fuego. De ser así, se evidenciaría que la conversión religiosa fue progresiva y no inmediata.

Guerrero
Recreación fantasiosa. Fuente: Midjourney/Erica Couto

Entre el templo y el campo de batalla

La armadura se halló precisamente en el área oriental del gran templo de Kanka, una construcción cuadrada de muros gruesos y pasillos perimetrales. Levantada entre los siglos III y VI d. C. y transformada en edificio islámico en el VIII, los niveles arqueológicos mostraron una secuencia continua de ocupación, que abarca desde la antigüedad tardía hasta la Baja Edad Media.

La aparición de la armadura en un nivel datado entre los siglos V y VII d.C. coincide con el periodo de transición entre el dominio heftalita y la expansión de los primeros kanatos túrquicos. En ese contexto, Kanka habría actuado como baluarte defensivo y centro comercial en la frontera septentrional del Irán sasánida. La calidad del equipamiento y la complejidad de la forja de la armadura, que presenta placas curvadas unidas por remaches y charnelas de cobre, sugieren una influencia técnica procedente del ámbito persa o sogdiano, aunque adaptada a los estilos nómadas de las estepas.

Kanka. Fuente: Academia de Ciencias de la República de Uzbekistán

Continuidad y transformación: la larga historia de Kanka

El estudio estratigráfico del yacimiento ha permitido, además, reconstruir cuatro fases constructivas principales, que reflejan los cambios sociales y religiosos del oasis de Tashkent. En los niveles más antiguos, se identificaron estructuras helenísticas y zoroástricas, mientras que, en los medievales, aparecieron edificios de ladrillo cocido, hornos y casas con sistemas de calefacción tipo kang o ondol, herencia de tradiciones orientales.

Durante los siglos VIII y IX, tras la llegada del islam, el antiguo templo fue demolido y sustituido por una mezquita de grandes dimensiones, con una sala de oración de 14 por 6,5 metros y muros de más de un metro de grosor. Bajo su pavimento, los arqueólogos hallaron dos cámaras subterráneas con jarras, conchas y restos metálicos, interpretadas como depósitos de ofrendas. Esta superposición de edificios sagrados demuestra que la sacralidad del lugar trascendió las religiones para mantener su función espiritual a lo largo de los siglos.

El descubrimiento de una yurta nómada del siglo XIV en la parte superior del estrato demuestra, además, la pervivencia del poblamiento y la mezcla de modos de vida en la región. Así, Kanka fue tanto un enclave militar y religioso como un laboratorio de convivencia entre las comunidades sedentarias de agricultores y las comunidades pastoriles.

Referencias

  • Altuntaş, Leman. 2025. "Temple and Warrior’s Armor from the 5th–7th Centuries Unearthed in Uzbekistan’s Kanka Settlement". Arkeonews. URL: https://arkeonews.net/temple-and-warriors-armor-from-the-5th-7th-centuries-unearthed-in-uzbekistans-kanka-settlement/
  • Kubaev, Sur’at y Nadira Yusupova. 2024. "Archaeological research on the Kanka fortress city: between nomads and farmers". Turkic Studies Journal, 6.2: 57-73. DOI: http://doi.org/10.32523/2664-5157-2024-2-57-73.

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