Descubren la migración más antigua de la humanidad: hace 60.000 años, los primeros navegantes cruzaron el mar hacia Australia en una hazaña que desafía toda lógica

Un nuevo estudio genético demuestra que los primeros sapiens llegaron a Australia hace 60.000 años cruzando el mar, en la migración más antigua registrada fuera de África.
Los primeros navegantes de la historia cruzaron el mar hacia Australia hace 60.000 años
Los primeros navegantes de la historia cruzaron el mar hacia Australia hace 60.000 años. Recreación artística. Foto: ChatGPT-4o/Christian Pérez

Durante mucho tiempo, imaginar a los primeros humanos cruzando grandes extensiones de mar abierto en plena Edad de Piedra parecía una exageración. Se pensaba que estas habilidades solo aparecieron mucho después, con sociedades más complejas. Sin embargo, una reciente investigación genética ha sacudido por completo esa creencia: los primeros Homo sapiens no solo dominaron la navegación mucho antes de lo esperado, sino que utilizaron ese conocimiento para llegar a Sahul —la antigua masa de tierra que unía Australia, Nueva Guinea y Tasmania— hace al menos 60.000 años. Y lo hicieron siguiendo al menos dos rutas distintas a través del sudeste asiático insular.

El estudio, publicado en Science Advances, analizó más de 2.400 genomas mitocondriales de poblaciones indígenas actuales, en la que ya es la mayor base genética jamás utilizada para entender el poblamiento de Oceanía. Los resultados no solo confirman la llegada temprana del ser humano al continente australiano, sino que revelan una historia de migración marítima extraordinariamente compleja, con múltiples entradas y una sorprendente diversidad genética que aún se conserva.

Un continente, dos rutas y un viaje que cambió la historia

Hace 60.000 años, el mundo no se parecía en nada al actual. Los continentes estaban conectados de forma distinta debido al nivel del mar más bajo. Entre ellos se encontraba Sahul, una vasta plataforma continental que abarcaba Australia, Nueva Guinea y Tasmania. Pero incluso en esa época glacial, llegar a Sahul requería cruzar múltiples islas y estrechos oceánicos, algunos de más de 100 kilómetros de ancho.

Los primeros Homo sapiens que emprendieron esta travesía no lo hicieron por una única vía. La evidencia genética indica que hubo al menos dos rutas de entrada: una al norte, pasando por Filipinas y Sulawesi; y otra más al sur, bordeando las islas de Indonesia y llegando posiblemente a través de Timor. Ambas rutas implicaban travesías marítimas significativas, lo que sugiere una capacidad de navegación activa y coordinada —algo inédito para su tiempo.

Un mapa que representa Sunda, Sahul y el Pacífico Occidental, con flechas que señalan las posibles rutas migratorias del norte y del sur propuestas a partir del análisis genético
Un mapa que representa Sunda, Sahul y el Pacífico Occidental, con flechas que señalan las posibles rutas migratorias del norte y del sur propuestas a partir del análisis genético. Fuente: Helen Farr/Erich Fisher

La llegada a Sahul no fue una casualidad ni una deriva accidental de balsas empujadas por el viento. La sincronía de las fechas, los patrones genéticos detectados y la amplia dispersión de ciertos linajes sugieren movimientos planificados y continuados. Lejos de ser un salto aislado, estos viajes marcaron el inicio de una larga historia de expansión humana por islas y archipiélagos del Pacífico.

ADN mitocondrial, una máquina del tiempo genética

Para descifrar este complejo episodio del pasado, los investigadores recurrieron al ADN mitocondrial —material genético heredado exclusivamente por vía materna— que actúa como una especie de “reloj molecular”. Comparando mutaciones acumuladas a lo largo de miles de años, es posible estimar con bastante precisión cuándo se produjeron las separaciones entre diferentes poblaciones.

El nuevo estudio utilizó métodos de estimación que ajustan las tasas de mutación teniendo en cuenta factores como la selección natural o los cuellos de botella poblacionales, lo que mejora la fiabilidad de las fechas. La conclusión es clara: la llegada a Sahul se produjo hace unos 60.000 años, en sintonía con los yacimientos arqueológicos más antiguos encontrados en Australia, como Madjedbebe, que ha proporcionado pruebas de ocupación humana de hace al menos 65.000 años.

Uno de los hallazgos más interesantes es que varias de las ramas genéticas que hoy solo se encuentran en Australia o Nueva Guinea divergieron justo en ese momento. Es decir, los antepasados de estas poblaciones llegaron en oleadas casi simultáneas, pero luego se aislaron geográficamente durante decenas de miles de años, desarrollando una diversidad única en el planeta.

La cronología científica sobre la llegada de los primeros pueblos indígenas a Australia ha cambiado de forma notable en las últimas décadas
La cronología científica sobre la llegada de los primeros pueblos indígenas a Australia ha cambiado de forma notable en las últimas décadas. Foto: Wikimedia

La vida en Sahul: aislamiento, resiliencia y diversidad

Tras su llegada, las poblaciones humanas de Sahul se expandieron por vastos territorios. Lo que hoy es Australia fue colonizado desde el norte, y algunas comunidades llegaron hasta Tasmania cuando aún estaba conectada por tierra. A su vez, otras se asentaron en las tierras altas de Nueva Guinea, donde desarrollaron culturas que aún conservan tradiciones ancestrales.

La separación entre Australia y Nueva Guinea, provocada por el aumento del nivel del mar hace unos 9.000 años, consolidó dos caminos evolutivos distintos, tanto a nivel cultural como genético. Sin embargo, las raíces comunes son evidentes en los linajes mitocondriales, muchos de los cuales aún hoy se pueden rastrear en las poblaciones aborígenes.

De hecho, uno de los aspectos más notables del estudio es que muestra cómo los pueblos indígenas de Sahul conservan algunas de las líneas genéticas más antiguas conocidas fuera de África. Es un testimonio vivo de continuidad cultural y biológica, sin interrupciones, durante más de 2.000 generaciones.

La investigación también deja abierta una cuestión fascinante: durante su migración hacia Sahul, ¿los Homo sapiens se cruzaron con otras especies humanas? Aunque no se han hallado rastros claros de mestizaje en el ADN analizado en este estudio, los investigadores sugieren que es posible que hayan coexistido —e incluso se hayan relacionado— con especies como Homo floresiensis en la isla de Flores o Homo luzonensis en Filipinas. Estos “parientes lejanos”, con cerebros más pequeños y características físicas primitivas, habitaron esas zonas hasta hace relativamente poco.

Aunque no hay pruebas concluyentes de hibridación, sí existe evidencia arqueológica de que estas especies compartieron espacio y tiempo con los primeros Homo sapiens en el sudeste asiático insular. La posibilidad de un contacto directo —cultural, ecológico o incluso biológico— sigue siendo una de las grandes incógnitas por resolver.

En Arnhem Land se conservan cientos de enclaves con arte rupestre aborigen
En Arnhem Land se conservan cientos de enclaves con arte rupestre aborigen. Foto: Wikimedia

Navegar antes que escribir

Una de las implicaciones más asombrosas del estudio es que nuestros antepasados dominaron el mar antes de dominar la escritura, antes incluso de levantar los primeros templos o cultivar la tierra. Hace 60.000 años, sin metales, sin brújulas, sin mapas, y posiblemente sin lenguaje escrito alguno, fueron capaces de planificar rutas marítimas de cientos de kilómetros, coordinando migraciones a través de archipiélagos desconocidos.

Este hecho coloca a los navegantes de Sahul en el panteón de los grandes pioneros de la humanidad. No solo fueron los primeros en habitar Australia, sino que lo hicieron usando una tecnología tan avanzada para su tiempo que la arqueología aún lucha por encontrar restos físicos de esas embarcaciones.

Lo que hoy puede parecer una hazaña de supervivencia fue, en realidad, una manifestación temprana de lo que nos hace humanos: la capacidad de explorar, de adaptarnos, de construir herramientas y de imaginar otros mundos al otro lado del horizonte.

Referencias

  • Francesca Gandini, Hawaz Ahmed, Angela Phipps, et al. Genomic evidence supports the “long chronology” for the peopling of Sahul. Sci Adv. 2025;11(48):eady9493. doi:10.1126/sciadv.ady9493

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