Entre la realidad y la ficción, durante más de cien años se ha especulado sobre la desaparición del tesoro de los Habsburgo. ¿Había sido víctima de una venta clandestina? ¿Lo habían escondido, quizás? El misterio ha dado un giro inesperado. Así, el hallazgo en Canadá en 2025 de las joyas que la familia imperial austrohúngara dio por perdidas en 1921 constituye uno de los descubrimientos patrimoniales más sorprendentes del último siglo. La historia, que ha podido reconstruirse a través de los testimonios familiares y los documentos de autenticación, reabre un capítulo crucial sobre el fin del imperio y el largo exilio de la dinastía.
El final del imperio y la desaparición del tesoro
El origen del misterio se sitúa en los últimos días de la Primera Guerra Mundial, cuando el Imperio austrohúngaro se desmoronaba sin remedio. El 1 de noviembre de 1918, el emperador Carlos I, consciente del inminente fin de su reinado, confió al conde Leopold Berchtold una misión urgente. Debía sacar de Viena las joyas imperiales antes de que el caos político amenazara con perderlas para siempre. En apenas unos días, los emisarios del emperador vaciaron vitrinas enteras de palacio de Hofburg y transportaron las piezas a Suiza.

Las joyas perdidas y su legado histórico
El tesoro incluía algunas de las joyas más legendarias de la casa imperial. Entre ellas, figuraban la corona de diamantes de la emperatriz Isabel (Sisi), un brazalete con brillantes y una gran esmeralda que lucía María Teresa. La más espectacular de las piezas, sin embargo, era el Diamante Florentino, una gema amarilla de 137 quilates, del tamaño de una nuez y considerada por muchos como una de las piedras más extraordinarias del mundo.
La desaparición de este diamante —y del resto del tesoro— tras 1921 alimentó durante décadas todo tipo de teorías. Algunas apuntaban al robo; otras, a la venta clandestina del valioso tesoro. Incluso se insinuó que se habían desmantelado las joyas para trocear las piedras y venderlas.
Sin embargo, en otoño de 2025 se resolvió el misterio. Así, Karl Habsburg, empresario, exdiputado europeo y actual jefe de la familia, confirmó que las joyas han aparecido en una caja de seguridad en Canadá, en la provincia francófona de Quebec. Su abuela, la emperatriz Zita, habría trasladado discretamente el tesoro al continente americano durante su largo exilio, transportándolo en una modesta maleta de cuero marrón que ella misma custodiaba. Según Karl Habsburg, él mismo ha visto las piezas y existe un informe de autenticación acompañado de fotografías verificadas.

Un secreto que sobrevivió a un siglo de exilios
Siguiendo el deseo expreso de la emperatriz Zita, el secreto se habría mantenido durante un siglo. Tal como explicaron dos parientes de Karl Habsburg en 2024, la antigua emperatriz ordenó que el paradero del diamante Florentino y el resto de las joyas no se revelara hasta el centenario de la muerte de Carlos I, en 1922. Solo dos varones de cada generación debían conocer el lugar exacto. Esto explicaría por qué la mayoría de los miembros de la familia desconociese la verdad.
La reaparición del tesoro, además de disolver las brumas de este enigma histórico, también devuelve a la luz un diamante que ha encarnado durante siglos la mezcla de mito y poder que rodea a los Habsburgo. El Florentino, ligado a Carlos el Temerario y, con posterioridad, a los Médici, llegó a Viena a través de Francisco Esteban de Lorena, marido de María Teresa. Engastado en coronas imperiales y lucido por María Luisa de Austria tras su matrimonio con Napoleón Bonaparte en 1810, regresó definitivamente a la familia imperial en 1814.

El diamante Florentino: mito, pérdida y reaparición
Tras 1921, la pista del valioso diamante se desvaneció. Algunos aseguraron que el exiliado Carlos I había empeñado la gema para financiar sus intentos de recuperar el trono de Hungría. Otros afirmaron que la piedra se había vendido clandestinamente, quizás en trozos. La aparición en 1923 de un diamante amarillo de 99,52 quilates en el mercado estadounidense alimentó aún más las especulaciones, al igual que la venta, en 1981, de otra piedra amarilla de casi 82 quilates en Ginebra.
Ahora, por primera vez en un siglo, el Florentino ha sido examinado por el experto Christoph Köchert, sexto heredero del histórico joyero de la corte imperial. Equipado con una balanza portátil, un refractómetro y un probador electrónico, Köchert viajó a Canadá para evaluar las joyas. El histórico momento en que abrió la maleta con las piezas dejó al descubierto, junto al legendario diamante amarillo, una joya-reloj con grandes esmeraldas que perteneció a María Antonieta, un lazo de corpiño que habría lucido Sisi y quince piezas más que, hasta ahora, se creían perdidas o destruidas.

La autenticación del tesoro y las piezas aún desaparecidas
Los análisis confirmaron que las piezas son auténticas. Según se ha podido constatar, el diamante Florentino conserva incluso partes de su superficie original en los bordes, un rasgo excepcional que confirma su integridad. Aun así, no todo el tesoro ha reaparecido. Falta, por ejemplo, la célebre corona de diamantes de Sisi, un conjunto de esmeraldas y otras joyas que figuraban en el inventario de 1918.
¿Qué ocurrirá ahora con las joyas de los Habsburgo?
El futuro del tesoro sigue sin haberse decidido. Según ha expresado Karl Habsburg, las piezas podrían exhibirse, al menos inicialmente, en Canadá, un gesto de gratitud hacia el país que acogió a su familia durante la Segunda Guerra Mundial. Con todo, la república austríaca podría reclamar la propiedad, dado que, con el fin del imperio, las posesiones de los Habsburgo dentro de las fronteras de Austria se declararon bienes estatales. Sin embargo, según algunos informes, las joyas pueden considerarse propiedad privada de la familia, pues en el momento en que se aprobaron las leyes de expropiación ya se encontraban fuera del territorio austríaco. Aunque aún quedan algunas cuestiones por resolver, el hallazgo resuelve un misterio histórico y rescata un capítulo significativo de la caída de un imperio.
Referencias
- Schmid, Fidelius. 2025. "The Priceless Habsburg Jewels Are Found - In a Canadian Safe Deposit Box". Spiegel International. URL: https://www.spiegel.de/international/zeitgeist/florentine-diamond-the-priceless-habsburg-jewels-are-found-in-a-safe-deposit-box-in-canada-a-24d9ab2c-8b18-42c2-93bf-98b62c9ca0ee