Si tenemos que cocinar la cena, secarnos el pelo o calentar la casa, es muy probable que solo tengamos que presionar un botón o girar una perilla. Sin embargo, en las grandes civilizaciones del Próximo Oriente Antiguo, la energía necesaria para cocinar, calentar los hogares y sostener la vida urbana dependía de recursos muy distintos a los que hoy consideramos comunes. ¿Sabemos cómo se aprovisionaban de combustible en la Mesopotamia antigua? Una reciente investigación, firmada por Alex Joffe y publicada en The Ancient Near East Today, argumenta que el estiércol animal desempeñó un papel esencial como fuente energética secundaria.
La magnitud del estiércol: cifras que impresionan
La investigación muestra que, en el periodo del Ur III (ca. 2111-2003 a.C.), se estima que la ciudad de Ur pudo contar con unos 320.000 animales domésticos, sobre todo ovejas. Si se acepta que cada oveja producía la modestísima cifra de 50 kg de estiércol al año, una estimación prudente teniendo en cuenta las condiciones de la antigüedad, el total anual rondaría los 16.000.000 kg de estiércol. El cálculo pone en evidencia que la disponibilidad potencial de este material resultaba extraordinariamente elevada, lo que permite suponer que se pudiera aprovechar para otros usos distintos a los agrarios.

¿Cómo y para qué se utilizaba el estiércol?
Partiendo de los estudios etnográficos modernos y las investigaciones arqueológicas, sabemos que el estiércol animal puede servir para varios fines. Se utiliza como fertilizante, como aditivo para los materiales de construcción y también como combustible. En el caso mesopotámico, la investigación de Joffe se centra en su uso como combustible doméstico.
El estiércol seco del ganado bovino y ovino puede alcanzar entre 11 y 18 MJ por kilogramo, un rasgo que lo hace competitivo frente a otros biocombustibles. En otras regiones, por ejemplo, se ha documentado que unos 15 kg de estiércol seco pueden alimentar un fuego de tres horas, dos veces al día, un dato que nos da una idea de cuáles podrían ser las demandas básicas de una unidad doméstica de la antigüedad.
Aunque los textos cuneiformes apenas mencionan el estiércol como combustible de manera explícita, teniendo en cuenta la gran disponibilidad de estiércol, los testimonios arqueológicos de uso de materiales orgánicos en el suelo y los estudios micromorfológicos, es posible hipotetizar que el estiércol se convirtió en un recurso energético de gran importancia en Mesopotamia.

La sorpresa de los textos: ¿un silencio deliberado o simple invisibilidad?
Una de las conclusiones más intrigantes a las que ha llegado Joffe es que, pese a su aparente importancia, el estiércol prácticamente no se menciona en los textos económicos o administrativos mesopotámicos en calidad de recurso energético. En los extensos registros administrativos del Ur III, por ejemplo, no aparecen individuos encargados de la recolección de estiércol ni tampoco contratos de suministro. Los manuales agrícolas conocidos del periodo también guardan silencio al respecto. Este silencio sugiere que la gestión del estiércol se concentraba en la esfera doméstica o familiar, y al margen de las estructuras oficiales de control estatal.
¿Por qué el estiércol pudo actuar como motor energético?
Hay varias razones que permiten entender por qué el estiércol fue un “motor energético” en esta región. En primer lugar, la disponibilidad elevada, fruto de la alta densidad de animales domésticos y la producción continuada de estiércol, lo convertía en un recurso abundante. La escasez de madera en ciertas zonas de Mesopotamia, por otro lado, hacía de los residuos animales una alternativa viable.
Por otro lado, el estiércol seco puede moldearse en tortas o pastillas, secarse en los patios y almacenarse para usarlo a lo largo del año. Esta flexibilidad de uso en el entorno doméstico favorecía su empleo en hogares y talleres. Además, su producción tenía un coste bajo. Al no tener que importarse madera y no dañar el uso agrícola del estiércol como fertilizante, se generaba una economía circular de los residuos domésticos sin mayor dispendio.
Por todo ello, y aunque el estiércol no fue el único combustible (la madera, el carrizo y la paja también se usaban), es concebible que se hubiera usado como un recurso complementario estratégico. El estiércol, por tanto, habría permitido sostener la vida de las ciudades mesopotámicas de forma menos dependiente de los recursos externos.

Implicaciones para la vida urbana y doméstica
El uso del estiércol como fuente de energía tiene importantes implicaciones en varios ámbitos. En el ámbito doméstico, su uso habría requerido tareas de recolección, secado y almacenamiento que, según Joffe, pudieron recaer en las mujeres o los niños. La recolección de estiércol, además, habría generado un vínculo entre los animales domésticos, las zonas donde se emplazaban establos y corrales, y los hogares, lo que imprime un mapa de circulación de residuos y energía que supera la simple producción agrícola.
Desde una perspectiva tecnológica, la existencia de hornos o espacios de combustión con estiércol implica patrones arquitectónicos adaptados (por ejemplo, mediante patios de secado) que aún se deben estudiar sistemáticamente. En la dimensión ecológica, la reutilización de residuos animales para producir energía representa una forma de sostenibilidad temprana: menos dependencia de la leña, menor deforestación y mayor resiliencia al clima seco.
Un nuevo prisma para la energía antigua
La mayor contribución de esta investigación es haber planteado que el estiércol animal es un recurso energético que ha sido subvalorado en los estudios de economía antigua. Al considerarlo como parte del “motor energético doméstico” de Mesopotamia, se abre una vía para revaluar cómo se sostenían las ciudades, cómo se organizaban las residencias, y qué papel tenían los residuos animales en el entramado económico.

El estiércol como un recurso económico estratégico
Según el trabajo de Joffe, el estiércol animal funcionó como un recurso energético esencial en la antigua Mesopotamia, aunque su importancia no haya dejado huella en los archivos oficiales. Este enfoque permite repensar no sólo la economía agraria de las sociedades de la Mesopotamia, sino también su organización social, su tecnología doméstica y los flujos invisibles de recursos que flanqueaban las estructuras de poder.
Con todo, este estudio también plantea nuevos interrogantes: ¿cómo variaba su uso según la región, el clima o las estaciones? ¿Qué implicaciones tuvo para la gestión del paisaje y los rebaños? ¿Y cómo podemos reconocer arqueológicamente este tipo de combustible? En definitiva, el estiércol nos recuerda que los residuos más cotidianos también sirvieron para sostener a las grandes civilizaciones.
Referencias
- Joffe, A. 2025. “Animal Dung and Energy. A View from Mesopotamia”. The Ancient Near East Today, 13.11. URL: https://anetoday.org/animal-dung-energy/