Siguen sin resolver el misterio: una figura de 4 kilómetros apareció en 1998 en el desierto australiano y 27 años después nadie sabe quién la hizo ni por qué

Una figura de más de 4 kilómetros apareció grabada en el desierto australiano en 1998 y, a día de hoy, nadie ha podido explicar cómo se hizo ni quién fue su autor.
El Marree Man visto desde el aire revela la magnitud de su misterio: una figura humana inmensa grabada sobre el desierto australiano, solo comprensible en toda su dimensión desde las alturas
El Marree Man visto desde el aire revela la magnitud de su misterio: una figura humana inmensa grabada sobre el desierto australiano, solo comprensible en toda su dimensión desde las alturas. Foto: ABC

En junio de 1998, mientras sobrevolaba una remota región del sur de Australia, un piloto avistó una silueta imposible: un hombre de proporciones colosales, desnudo, blandiendo un objeto que parecía un búmeran. La imagen estaba grabada directamente sobre la superficie árida de la meseta de Finniss Springs, a unos 60 kilómetros al oeste del pequeño pueblo de Marree.

Lo que observó desde el aire parecía más propio de una película de ciencia ficción que de la vida real: una figura humana de 4,2 kilómetros de longitud y un perímetro de casi 28 km trazada con sorprendente precisión en un terreno completamente inhóspito. Pronto sería conocida como el “Marree Man”, un geoglifo moderno que aún hoy plantea más preguntas que respuestas.

Desde entonces, la figura ha desconcertado a investigadores, artistas, arqueólogos y curiosos por igual. A diferencia de otros geoglifos ancestrales, como las famosas Líneas de Nazca en Perú, el Marree Man es una creación reciente… pero envuelta en un misterio que parece sacado de otro siglo.

Un coloso que apareció (y desapareció) en silencio

El impacto inicial fue inmediato. La imagen pronto dio la vuelta al mundo, despertando especulaciones de todo tipo. Su forma representaba con claridad a un cazador aborigen empuñando un arma ceremonial —posiblemente una lanza arrojadiza—, pero nadie se atribuía la autoría. No había anuncios públicos, ni notas de prensa, ni firmas artísticas. Solo un puñado de faxes anónimos enviados a negocios locales y medios de comunicación afirmando que la figura era un homenaje a la cultura aborigen con fines turísticos. No se revelaba mucho más.

Curiosamente, el primer registro satelital de la NASA muestra que el Marree Man fue creado en un intervalo sorprendentemente corto: entre el 27 de mayo y el 12 de junio de 1998, fecha en la que ya era visible desde el espacio. Esto sugiere que quienes lo trazaron lo hicieron con medios muy precisos, probablemente maquinaria pesada y tecnología de posicionamiento GPS, algo nada común en aquella época en zonas tan remotas del país.

Sin embargo, con el paso de los años, la figura comenzó a desdibujarse. La erosión del viento y las condiciones extremas del desierto redujeron la visibilidad del geoglifo hasta que, en 2013, apenas era perceptible en las imágenes del satélite Landsat 8.

El Marree Man fue avistado por primera vez en 1998 por un piloto que sobrevolaba la zona en un vuelo privado. Semanas después, otro aviador logró capturar una imagen aérea que confirmó la existencia de la enigmática figura
El Marree Man fue avistado por primera vez en 1998 por un piloto que sobrevolaba la zona en un vuelo privado. Semanas después, otro aviador logró capturar una imagen aérea que confirmó la existencia de la enigmática figura. Foto: Peter Campbell/Wikimedia

La restauración que resucitó al gigante

Preocupados por la pérdida de un atractivo turístico tan singular, un grupo de habitantes de Marree decidió devolverle la vida al coloso. En 2016, con ayuda de topógrafos, tecnología GPS y una máquina niveladora, lograron restaurar el Marree Man en tan solo 60 horas de trabajo distribuidas a lo largo de cinco días. Esta vez, se añadieron además surcos especiales alrededor de las líneas para atrapar agua de lluvia y fomentar el crecimiento de vegetación, con el objetivo de crear un borde verde que ayudara a preservar su silueta con el paso del tiempo.

El esfuerzo dio sus frutos. En junio de 2019, la NASA publicó una nueva imagen capturada por su satélite Landsat en la que se apreciaba claramente la restauración del geoglifo. Gracias a esa imagen, el Marree Man volvió a ocupar titulares, y con ello renació el misterio: ¿quién lo creó realmente? ¿Por qué una figura de esa magnitud apareció sin explicación alguna en medio de la nada?

Las teorías: artistas secretos, conspiraciones militares y coordenadas imposibles

Desde su aparición, han surgido múltiples teorías. La más repetida apunta al artista Bardius Goldberg, un excéntrico creador con antecedentes de obras a gran escala en la región. Varios conocidos aseguran que confesó haber estado involucrado poco antes de su muerte en 2002, aunque nunca lo confirmó públicamente. Sin embargo, la escala de la figura hace pensar que no pudo haberlo hecho solo.

Otra hipótesis involucra a personal estadounidense destinado en la cercana base militar de Woomera. Algunos detalles alimentan la sospecha: una placa enterrada cerca de la cabeza del geoglifo, con una bandera de EE. UU. y símbolos olímpicos, fue encontrada tras recibir indicaciones precisas por fax. Además, el lenguaje de esos mensajes anónimos empleaba términos propios del inglés americano, lo que llevó a pensar que los responsables podrían haber sido miembros del ejército o contratistas con acceso a tecnología GPS avanzada.

También se barajó la posibilidad de que compañías mineras de la zona hubieran aprovechado maquinaria disponible para ejecutar la obra como parte de algún proyecto o iniciativa encubierta. No faltaron quienes apuntaran incluso a un mensaje político o simbólico relacionado con las reclamaciones de los pueblos aborígenes sobre la tierra, aunque los detalles culturales de la figura no corresponden al estilo ni tradiciones de los pueblos locales de la zona de Marree.

Y por si todo esto fuera poco, durante la restauración en 2016, el equipo de voluntarios recibió un correo anónimo con un archivo GPS tan preciso que les permitió reconstruir la figura con un margen de error de tan solo 15 centímetros. Esa exactitud era inalcanzable incluso con la tecnología más moderna, lo que lleva a sospechar que quien envió el archivo pudo haber participado en la creación original del Marree Man.

El geoglifo conocido como "Marree Man" representa a un cazador aborigen australiano, desnudo, sosteniendo un búmeran o un arma arrojadiza similar. Su contorno se extiende a lo largo de unos 28 kilómetros
El geoglifo conocido como "Marree Man" representa a un cazador aborigen australiano, desnudo, sosteniendo un búmeran o un arma arrojadiza similar. Su contorno se extiende a lo largo de unos 28 kilómetros. Foto: NASA

¿Una obra de arte o un misterio eterno?

A día de hoy, Marree Man sigue siendo una atracción turística en el corazón del desierto australiano. Aviones de pequeño tamaño sobrevuelan la zona con turistas que desean contemplar la figura imposible desde el aire. En el pueblo, los visitantes debaten teorías en el pub local, mientras los residentes recuerdan la época en que las faxes llegaban cargadas de pistas y secretos.

Más allá de su tamaño monumental o de su valor como obra de arte terrestre, el Marree Man se ha convertido en algo más profundo: un símbolo del misterio, del anonimato y del poder de lo inexplicado. En un mundo saturado de información, una figura gigante trazada en la tierra que nadie se ha atribuido sigue atrayendo la atención global.

Tal vez eso sea precisamente lo más fascinante de todo: que en una era de respuestas inmediatas, todavía existan preguntas sin resolver. Y como sugería uno de los faxes originales, quizá el verdadero arte no esté en la figura… sino en el misterio que la rodea.

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