Arqueólogos creen haber resuelto por fin el enigma de esta antigua escultura: se llamaba Laódice y vivió hace 1.800 años

Una cabeza de mármol hallada en Crimea nos descubre, 20 años después, la historia olvidada de una mujer poderosa en los confines del Imperio Romano.
La escultura perdida durante siglos que revela a una mujer influyente en la independencia de una ciudad romana
La escultura perdida durante siglos que revela a una mujer influyente en la independencia de una ciudad romana. Foto: npj Heritage Science

En 2003, durante una campaña arqueológica en las ruinas de la antigua ciudad de Chersonesos Taurica —en el extremo suroeste de la península de Crimea, junto al mar Negro—, un equipo ucraniano-polaco excavó una imponente residencia romana. Bajo los cimientos de una antigua casa, reutilizados en época bizantina como parte de un complejo eclesiástico, apareció un objeto singular: la cabeza esculpida en mármol de una mujer de rostro sereno y ojos alargados. Su identidad, sin embargo, permanecería como un enigma durante más de dos décadas.

Ahora, gracias a una investigación interdisciplinaria recientemente publicada en la revista npj Heritage Science, ese rostro ha sido finalmente identificado: se trata de Laódice, una matrona romana de élite que pudo haber sido clave en uno de los momentos políticos más decisivos de la historia de Quersoneso.

Una escultura olvidada bajo tierra

La escultura fue encontrada en una habitación semienterrada de la domus más grande jamás excavada en la antigua ciudad. Con más de 700 m², la casa estaba situada cerca del teatro y el ágora, el corazón cívico y político de Quersoneso. El objeto, parcialmente dañado pero sorprendentemente bien conservado, fue hallado junto a una moneda helenística, cerámica de varios siglos de antigüedad y un pequeño altar con las figuras de Artemisa y Apolo. Todo en esa habitación parecía una cápsula del tiempo cuidadosamente sepultada.

La cabeza, tallada por separado para unirse a un cuerpo completo mediante un sistema de ensamblaje con espiga y mortero, presenta detalles llamativos: arrugas en el cuello, surcos en las mejillas, orejas ligeramente caídas y el clásico peinado griego de secciones simétricas recogidas en la nuca. Todos estos elementos, combinados con una mirada suave y digna, reflejan una compleja mezcla de realismo romano y estética idealizada helenística.

Los investigadores lograron vincular una inscripción hallada en un pedestal de mármol con la escultura conservada en excelente estado
Los investigadores lograron vincular una inscripción hallada en un pedestal de mármol con la escultura conservada en excelente estado. Fuente: A.B. Biernacki / Klenina et al., npj Heritage Science (2025)

¿Quién fue Laódice y por qué la esculpieron?

Durante siglos, esta escultura no tuvo nombre. No existía una inscripción asociada, y los registros sobre retratos femeninos en esta área eran escasos. Sin embargo, la clave apareció recientemente en un lugar insospechado: los archivos del Museo Arqueológico de Odesa. Allí, los investigadores encontraron un pedestal de mármol con una inscripción griega que mencionaba a una mujer llamada Laódice, hija de Heroxenos y esposa de Titus Flavius Parthenokles, miembro de una de las familias más poderosas de la ciudad.

Gracias a los estudios estratigráficos, estilísticos y de laboratorio, los investigadores confirmaron que el pedestal y la escultura coincidían en cronología, estilo y procedencia. El busto habría formado parte de una estatua de más de dos metros de altura, esculpida en mármol importado desde la isla griega de Paros, conocido por su calidad excepcional. La datación radiocarbónica indica que la escultura fue enterrada en torno al año 200 d.C., aunque fue elaborada décadas antes.

¿Y por qué levantar una estatua a una mujer en una ciudad donde estos honores eran casi exclusivamente masculinos? Los investigadores plantean una hipótesis tan fascinante como verosímil: Laódice pudo haber desempeñado un papel esencial en la obtención del estatus de eleutheria para esta ciudad, un privilegio que permitía a la ciudad autogobernarse, acuñar su propia moneda y liberarse de ciertas cargas fiscales dentro del Imperio Romano.

La política en manos de una matrona

El estatus de ciudad libre era una meta codiciada por las polis del mundo grecorromano, y no se obtenía sin influencias ni negociaciones hábiles. La historia conocida cuenta que, hacia el año 135 d.C., un ciudadano llamado Aristo viajó a Roma para gestionar este reconocimiento. Sin éxito. Fue solo algunos años después, en época de Antonino Pío, cuando Quersoneso finalmente comenzó a acuñar monedas con la leyenda “ΧΕΡΣΟΝΗΣΟΥ ΕΛΕΥΘΕΡΑΣ”.

Si bien no hay pruebas directas del papel de Laódice en estas gestiones, los indicios son elocuentes. Su familia —los Flavii Parthenokloi— ocupaba los más altos cargos administrativos en la ciudad. Ella era la única mujer conocida a la que se le dedicó una estatua pública en esa época. Y la iconografía de su retrato, unida a la calidad técnica de su ejecución, indica que fue una figura central en la vida cívica local.

Una escultura cargada de secretos técnicos

Uno de los aspectos más sorprendentes del estudio, y que no ha trascendido tanto en los artículos de prensa, es el nivel de detalle técnico aplicado en el análisis del mármol. La escultura fue sometida a análisis isotópicos que permitieron rastrear el origen del material hasta la cantera ubicada cerca del Egeo. Este tipo de mármol fino y blanco era empleado habitualmente en esculturas de prestigio.

Además, el estudio identificó las huellas de once herramientas diferentes usadas por el escultor: cinceles planos de varios tamaños, punzones, gubias redondas, una garra dentada, rasquetas y abrasivos como piedra pómez. Incluso se descubrieron reparaciones antiguas realizadas durante el proceso de tallado: en la parte superior del cráneo se detectó una zona pulida y pigmentada que habría ocultado una grieta en el mármol, tapada con un fragmento adherido con mortero. Todo esto demuestra un alto nivel de maestría y atención al detalle.

Análisis de la casa excavada y el hallazgo de la escultura
A: El plano de la antigua casa romana excavada. B: Una recreación digital en 3D que muestra cómo debió verse la residencia en su época. C: La sala semienterrada donde apareció el hallazgo. D: La cabeza de mármol tal como fue encontrada por los arqueólogos. Fuente: A.B. Biernacki / Klenina et al., npj Heritage Science (2025)

Curiosamente, la escultura no fue destruida intencionadamente. Fue reutilizada como relleno al remodelar el suelo de la casa donde apareció. ¿Por qué? Quizás, con el paso del tiempo, el edificio público donde originalmente se encontraba —probablemente una exedra del ágora— fue desmantelado. El busto, ya sin su pedestal, habría sido trasladado a esa residencia y sepultado junto con otros materiales en una reforma del siglo III.

Esta práctica no era extraña. La reutilización de materiales escultóricos en contextos domésticos o funerarios estaba extendida en el mundo romano tardío. Pero su buen estado de conservación sugiere que no fue víctima de un acto de damnatio memoriae ni de iconoclasia. Simplemente fue olvidada… hasta hoy.

Una historia que reescribe el papel de la mujer romana

El hallazgo y la identificación de Laódice es mucho más que una curiosidad arqueológica. Representa un cambio de paradigma en la comprensión del papel de las mujeres en las provincias del Imperio. No se trataba solo de esposas de hombres poderosos: algunas de ellas, como esta matrona de Quersoneso, podrían haber sido agentes políticos por derecho propio.

Este caso también ilustra cómo las investigaciones modernas, con sus metodologías científicas avanzadas, pueden recuperar voces del pasado silenciadas durante siglos. En este caso, la de una mujer que tal vez fue clave para que una ciudad remota en los confines del Imperio alcanzara su libertad.

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