Desde la Venus de Botticelli al David de Michelangelo, la historia del arte nos ofrece numerosos ejemplos de belleza y prestancia física. Inspiradoras y dignas de admiración, muchas de estas obras no solo han avivado las discusiones académicas, sino que también han participado de debates más prosaicos sobre la hermosura, el atractivo e incluso el sex appeal. Esto es lo que ha sucedido con la estatua del Efebo de Motia, también conocida como el Auriga de Motia. Además de ser uno de los hallazgos arqueológicos más sorprendentes del Mediterráneo, hay un detalle concreto que lo ha convertido en un icono: sus glúteos, que algunos consideran los más bellos de la antigüedad.
La belleza antigua que sobrevivió a un asedio
Descubierta en 1979 en la isla de Motia, en el Stagnone de Marsala, esta figura de mármol del siglo V a. C. se ha convertido en una de las obras más admiradas del arte griego temprano. Su forma delicada, pero firme, el drapeado casi transparente de la túnica y la pose dinámica del joven han sido objeto de estudio durante décadas.
La estatua se talló en un momento de transición del arte griego, cuando el ideal arcaico ya se había superado, pero la anatomía heroica del clasicismo aún no se había consolidado por completo. Su creador, de nombre desconocido, supo jugar con la representación de los ropajes, la torsión del torso y la musculatura del joven para subrayar un erotismo elegante y controlado. Esa mezcla de pudor y sensualidad es lo que ha mantenido vivo el magnetismo del Efebo durante casi 2.500 años.

¿Puede una estatua ser sexi? Por qué los glúteos del Efebo de Motia resultan fascinantes
Uno de los aspectos más comentados del Efebo es la forma en que el escultor resolvió la caída de la túnica. Aunque se trata de una prenda larga y ceñida, esta se adhiere al cuerpo de tal manera que deja adivinar la anatomía con una precisión casi quirúrgica. En la parte posterior, los pliegues del tejido se tensan sobre las caderas para revelar una silueta sorprendentemente realista.
La crítica de arte contemporánea tampoco ha permanecido indiferente a sus encantos. Algunos medios han descrito el trasero del Efebo como uno de los más memorables, con una mezcla de idealización y naturalismo que desafía la supuesta frialdad del mármol. Así, la parte posterior del cuerpo del joven combina la perfección del atletismo griego con la delicadeza del movimiento, y lo hace sin necesidad de mostrar la piel desnuda: basta con mostrar la tensión del tejido sobre la musculatura de las nalgas para transmitir esa armonía.
El atractivo del Efebo proviene precisamente de esa dialéctica entre lo cubierto y lo visible, una característica que lo distingue de otros jóvenes desnudos del periodo clásico. La túnica actúa como mediadora entre la forma pura y la insinuación erótica. De este modo, la mirada del espectador se desliza casi inevitablemente hacia la curva modelada de los glúteos.

Un hallazgo excepcional: el descubrimiento de la estatua
La estatua se halló en 1979 en el llamado sector industrial de Motia, bajo un cúmulo de escombros. Estaba fragmentada, con la cabeza separada del cuerpo y sin las extremidades, la base ni los accesorios metálicos. Todo ello indica que no se encontraba en su ubicación original, sino que se desplazó tras la destrucción de la ciudad por los siracusanos en el siglo IV a. C.
Puesto que el mármol procede de Asia Menor, su origen se situaría en los prestigiosos talleres del Egeo oriental, activos en pleno desarrollo del estilo severo. La datación, estimada en torno al siglo V a. C., apunta a un escultor vinculado a ambientes de élite.
En lo que respecta a la identidad del joven representado, muchos investigadores lo interpretan como un auriga victorioso, quizá retratado tras haber competido en unos juegos panhelénicos. Su porte orgulloso, la ligera torsión del torso y la caída del tejido, muy similar al de las túnicas de otros aurigas del periodo, apoyan esta hipótesis. Otros estudiosos, por el contrario, consideran que la figura podría estar relacionada con los cultos heroicos o con representaciones idealizadas de la juventud griega. En cualquier caso, su sensualidad parece formar parte de un programa visual destinado a exaltar la belleza masculina como símbolo de virtud, disciplina y excelencia atlética.

El cuerpo detrás del mármol: estudios científicos sobre la estatua
En los últimos años, la estatua se ha sometido a varias campañas de análisis técnico destinadas a evaluar su estado de conservación. Entre 2012 y 2021, se realizaron estudios mediante tomografía ultrasónica tridimensional (UST) y radar de penetración (GPR), dos técnicas no invasivas que permiten examinar el interior del mármol sin dañarlo.
Los estudios revelaron que el material se encuentra en buen estado general, con velocidades medias de transmisión ultrasónica cercanas a 4.700 m/s, lo que indica una estructura sólida. Algunas áreas presentan valores menores, en torno a 3.000 m/s, sobre todo en las zonas superficiales como el cuello, los hombros o ciertos puntos de las piernas. Estas variaciones son compatibles con pequeñas debilidades internas o con la propia historia de manipulación de la pieza, pero no suponen un riesgo estructural grave.
El GPR permitió, además, identificar piezas metálicas en la zona del cuello y en la base, insertadas en restauraciones antiguas, sin que se detectaran fracturas internas extensas. La homogeneidad de las señales internas confirma, por tanto, que el Efebo conserva una notable integridad material.

Escultura y erotismo: un equilibrio perfecto
El trasero del Efebo de Motia es célebre por su forma perfecta, su integración en la composición y el juego de tensiones entre el cuerpo y la túnica. Icono absoluto de la belleza masculina en la antigüedad, gracias a los estudios de conservación, hoy sabemos que su estructura interna se mantiene sólida y prácticamente intacta. A través de esta escultura, es posible intuir cómo la mirada antigua celebraba la juventud, la victoria y la armonía corporal. Y en esa mirada, la anatomía del Efebo, incluidos sus famosos glúteos, sigue ocupando un lugar de honor.
Referencias
- Capizzi, P., R. Martorana y A. Carollo. 2024. "Investigating the Internal Deterioration of the Auriga Statue of Mozia Island, Sicily, through Ultrasonic and Ground-Penetrating Radar Studies". Sensors, 24.19: 6450. DOI: 10.3390/s24196450.
- Pavese, Carlo Odo. 1996. L'auriga di Mozia. Roma: "L'Erma" di Bretschneider.