Revelan cómo las mujeres gobernaron Egipto durante 2.000 años: estas fueron las faraonas olvidadas por la Historia

Aunque los libros de historia hablan poco de ellas, hubo mujeres que portaron la doble corona del Alto y Bajo Egipto. Estas reinas ejercieron el poder con mano firme y dejaron huella en templos, guerras y rituales sagrados.
El libro Faraonas rescata las vidas de las mujeres que moldearon el destino de Egipto desde las primeras dinastías hasta Cleopatra
El libro Faraonas rescata las vidas de las mujeres que moldearon el destino de Egipto desde las primeras dinastías hasta Cleopatra. Recreación artística. Foto: ChatGPT-4o/Christian Pérez

Durante siglos, la historia del Antiguo Egipto ha estado dominada por nombres masculinos: Ramsés, Tutankamón, Akhenatón, Seti… Pero hay un relato que, lentamente, comienza a emerger desde los templos, tumbas y papiros del Nilo: el de las mujeres que gobernaron, dirigieron ejércitos, erigieron monumentos y moldearon religiones. El libro Faraonas. Las mujeres que cambiaron la historia del Antiguo Egipto, recién publicado bajo la coordinación de Vicente Barba Colmenero, propone una revisión profunda y reveladora de este legado. Su propuesta es sencilla, pero de gran alcance: rescatar la historia de las mujeres que ejercieron el poder real en un mundo que, a pesar de su sofisticación, era estructuralmente patriarcal.

A través de una mirada multidisciplinar que combina arqueología, historia y análisis iconográfico, el libro expone cómo el poder femenino no fue la excepción sino, en ciertos periodos, una herramienta fundamental de estabilidad, continuidad dinástica y legitimación religiosa. Desde reinas del Egipto predinástico hasta la última soberana del país del Nilo, Cleopatra VII, la figura femenina no solo fue relevante: fue decisiva.

El poder femenino en el país de las dos tierras

La fascinación por Egipto ha pasado por muchos filtros: el orientalismo del siglo XIX, la egiptomanía del cine clásico, la mirada científica del siglo XX… Pero casi siempre ha dejado en segundo plano el papel de las mujeres como agentes políticos. Sin embargo, recientes estudios arqueológicos y nuevos enfoques historiográficos, como los que expone Faraonas, están dando vuelta a esta narrativa.

Desde el principio, las mujeres tuvieron un espacio visible dentro del engranaje simbólico y ritual del poder. Las diosas Isis, Hathor y Maat no solo fueron referentes religiosos, sino modelos de conducta y legitimidad. En este sentido, ser reina en Egipto era mucho más que ser consorte: era encarnar parte del equilibrio cósmico que sostenía al Estado.

Y en momentos de crisis o transición, no era extraño que las mujeres ascendieran al trono para preservar la estabilidad. No eran meras regentes provisionales, sino auténticas soberanas.

Busto de Nefertiti
Busto de Nefertiti. Foto: Wikimedia

De Nitocris a Cleopatra: mujeres al mando

El recorrido que traza el libro va más allá de las figuras canónicas como Hatshepsut o Cleopatra. Incluye nombres menos conocidos pero igualmente fundamentales como Jentkaus I, Tetisheri, Ahhotep o Tausert. Muchas de ellas fueron madres de faraones o esposas de reyes, pero supieron jugar con astucia los mecanismos del poder para ejercer una autoridad real. En algunos casos, como el de Hatshepsut, incluso adoptaron todos los símbolos masculinos del faraón —la barba postiza, la corona, la iconografía oficial— para gobernar sin ambigüedad.

Uno de los aspectos más interesantes es cómo estas mujeres usaron la arquitectura, la religión y la propaganda para cimentar su poder. Templos, obeliscos, tumbas y estatuas fueron parte de una estrategia de visibilización que buscaba dejar huella en la eternidad.

En este contexto, la figura de Cleopatra VII marca un punto y aparte. No solo por ser la última soberana del Egipto independiente, sino por haber desafiado a Roma en sus propios términos. Más allá del mito romántico que ha perdurado en el imaginario occidental, Cleopatra fue una estratega, diplomática y política brillante.

Arqueología y narrativa: el cambio de mirada

Durante décadas, muchos hallazgos arqueológicos vinculados a mujeres fueron subestimados o malinterpretados. El sesgo androcéntrico de la egiptología tradicional ocultó o minimizó la relevancia de ciertos títulos femeninos, inscripciones o ajuares funerarios.

Pero la arqueología actual está recuperando esas voces. En tumbas, templos y relieves, los equipos científicos están reinterpretando hallazgos antiguos bajo una nueva luz. La figura de Ahhotep, por ejemplo, largamente considerada una reina madre pasiva, se ha revalorizado como una líder militar que jugó un papel clave en la expulsión de los hicsos y en la consolidación del Reino Nuevo. En su tumba se encontraron armas ceremoniales, incluyendo un hacha dorada, lo que ha sido interpretado como una señal directa de su rol activo en la defensa del reino.

Así, lo que antes eran pistas inconexas, ahora se presentan como parte de un relato coherente: el de una línea de poder femenino que no fue ocasional, sino persistente a lo largo de más de tres mil años.

Escultura de Hatshepsut
Escultura de Hatshepsut. Foto: Wikimedia

Más allá del mito de la belleza

Uno de los aciertos del libro Faraonas es cómo desmonta el mito de que el poder femenino en Egipto solo se basaba en la belleza o el encanto. Personajes como Nefertiti o Nefertari han sido tradicionalmente tratadas como íconos estéticos, pero la evidencia apunta a que también fueron figuras de poder real. Nefertiti, por ejemplo, pudo haber reinado como faraón bajo otro nombre tras la muerte de su esposo Akhenatón, en un periodo todavía oscuro y en proceso de reconstitución histórica.

Tiy, esposa de Amenhotep III, fue una figura determinante en la política interna y en las relaciones exteriores. Su nombre aparece en correspondencias diplomáticas con reyes de Asia Menor, lo que sugiere un peso político insólito para una reina consorte.

El caso de Tausert, última faraona antes del colapso de la dinastía XIX, demuestra que las mujeres no solo llegaban al poder en épocas de gloria, sino también en momentos de crisis profunda, actuando como piezas clave para sostener el Estado.

Faraonas. Las mujeres que cambiaron la historia del Antiguo Egipto

Publicado por la editorial Pinolia, Faraonas es una obra colectiva coordinada por Vicente Barba Colmenero, doctor en Patrimonio y Arqueología por la Universidad de Jaén y el Instituto Francés de Arqueología Oriental de El Cairo. El libro recorre, a lo largo de 240 páginas, la trayectoria de mujeres que ocuparon roles de liderazgo en un mundo eminentemente masculino.

Desde los orígenes del Estado faraónico hasta la caída de la dinastía ptolemaica, el volumen despliega un mosaico fascinante de figuras femeninas: madres, esposas, regentes, guerreras y reinas absolutas. El enfoque es tan riguroso como accesible: cada perfil se enmarca en su contexto histórico, religioso y político, con atención a las fuentes arqueológicas y literarias que sustentan las interpretaciones.

La obra dedica capítulos especiales a figuras como Hatshepsut, Nefertiti, Tiy, Nefertari y Cleopatra VII, pero también rescata nombres menos conocidos como Jentkaus I o Nitocris, dándoles la relevancia que merecen. A lo largo del texto se entrelazan temas como la arquitectura, la religión, la maternidad dinástica y la guerra, con un enfoque moderno que combina el análisis académico con la narrativa divulgativa.

Además, el libro incorpora la perspectiva arqueológica de Vicente Barba, quien ha participado en más de un centenar de excavaciones y es investigador del Proyecto Qubbet el-Hawa en Asuán, un yacimiento clave para entender las élites egipcias del sur del país.

Faraonas no es solo una obra necesaria para comprender el Egipto antiguo desde una mirada más completa: es también una contribución imprescindible al relato global del poder femenino en la historia.

Libro Faraonas, publicada por Pinolia

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