Un equipo multidisciplinar ha descubierto cómo los antiguos egipcios construyeron el impresionante segundo barco solar de Khufu

Una nueva investigación analiza los materiales usados para construir el segundo barco solar de Khufu, una nave funeraria del Reino Antiguo egipcio.
Barco egipcio
Recreación fantasiosa. Fuente: Midjourney/Erica Couto. Reconstrucción del primer barco solar de Khufu. Fuente: Olaf Tausch/Wikimedia - Barco solar

Corría el año 1954 cuando, junto al flanco sur de la Gran Pirámide de Khufu o Keops, los arqueólogos localizaron dos fosas selladas que contenían dos objetos arqueológicos de enorme singularidad. Se trataba de los componentes desmontados de dos embarcaciones rituales, pertenecientes al faraón, que se dataron durante el gobierno de Khufu (2589–2566 a. C.). La primera pudo extraerse y reconstruirse, mientras que la segunda, por su frágil estado de conservación, permaneció enterrada hasta 2009. Hubo que esperar la llegada de 2021 para que un ambicioso proyecto egipcio-japonés rescatara y restaurara la pieza. Gracias a este trabajo, se ha podido desarrollar un estudio sin precedentes sobre los materiales empleados por los constructores del Reino Antiguo y las causas de su deterioro.

Un hallazgo excepcional: la segunda barca solar de Khufu

El análisis integral de este equipo multidisciplinar ha permitido identificar la madera exacta utilizada en la embarcación, documentar su degradación tras 4500 años de enterramiento y comprender los procesos químicos, ambientales y biológicos que modificaron el material original, aportando un conocimiento único sobre la tecnología náutica faraónica.

La segunda barca solar apareció desmontada en la fosa occidental, protegida por grandes bloques de piedra caliza colocados en tiempos del faraón Dyedefra. La estructura estaba formada por múltiples elementos —una camareta, un pórtico delantero, vigas, casco, cuadernas y remos—, que se habían ensamblado, en origen, a partir de piezas de madera de gran tamaño. Las primeras imágenes, obtenidas tras retirar los bloques de sellado, mostraron una degradación muy avanzada derivada del larguísimo proceso de deterioro en un entorno árido.

Los especialistas seleccionaron tres muestras representativas, procedentes de la camareta, el dosel y el castillo de proa, con el objetivo de determinar la especie botánica usada y documentar el estado fisicoquímico del material. A partir de estas pequeñas secciones —de 5 a 7 mm de diámetro y 10 mm de altura— se elaboró un esquema de análisis acorde con la importancia de las piezas.

Segunda barca solar de Khufu
Algunas secciones de la segunda barca solar de Khufu. Fuente: Ibrahim et al. 2025

La identificación de la madera: Cedrus libani como elección faraónica

El equipo aplicó técnicas como la microscopía óptica, la microscopía electrónica de barrido (SEM) y la microtomografía computarizada de rayos X con radiación sincrotrón (SR-µCT). Este método, que permite visualizar la estructura interna de la madera sin dañarla, revela detalles que, de otro modo, permanecerían invisibles. Así, las imágenes tridimensionales obtenidas mostraron rasgos, como los radios leñosos y los canales resiníferos, característicos de Cedrus libani, el cedro del Líbano, una de las maderas más apreciadas del Mediterráneo oriental en la antigüedad.

La elección de este material no ha sorprendido a los estudiosos. Las diversas fuentes arqueológicas y textuales ya indicaban que los egipcios importaron cedro desde el Levante durante el Reino Antiguo, sobre todo para las construcciones de élite y las embarcaciones sagradas. Gracias a la resolución microscópica, el estudio confirma ahora que los artesanos de Khufu emplearon madera de cedro para fabricar una de las obras más complejas de la carpintería faraónica.

Primer barco solar de Keops
Reconstrucción del primer barco solar de Keops. Fuente: Olaf Tausch/Wikimedia

Degradación física: el colapso estructural y los depósitos minerales

La SEM permitió observar las alteraciones morfológicas de la embarcación tras milenios de enterramiento. Las imágenes revelaron fracturas en las paredes, la separación de la lámina media, una erosión irregular atribuible a actividad microbiana y el colapso parcial de la estructura celular. Tanto en la superficie como en el interior de los tejidos se documentó la presencia de partículas de suelo que habían penetrado en la madera a lo largo del tiempo.

Los análisis de espectroscopía de energía dispersiva (EDX) asociados a la SEM, por su parte, detectaron elementos procedentes del entorno de enterramiento: calcio (indicativo de calcita y yeso), silicio (procedente de la argamasa de sellado) y pequeñas cantidades de magnesio, sodio y aluminio. La acumulación de calcita, yeso y cuarzo dentro de la estructura leñosa potenció el deterioro, al generar tensiones mecánicas, alterar la química interna y modificar la porosidad del material.

Segundo barco solar de Keops
Imágenes de algunas de las muestras analizadas. Fuente: Ibrahim et al. 2025

Las transformaciones químicas de la madera tras 4500 años

Los investigadores también analizaron los cambios moleculares de la madera a través de la reflectancia total atenuada. Los índices obtenidos mostraron un cuadro de degradación selectiva. El índice de lignina fue elevado, señal de oxidación de los anillos aromáticos, mientras que el índice carbohidratos/lignina reveló una pérdida apreciable de celulosa y hemicelulosa respecto a la lignina. Según los expertos, este patrón confirma que las fracciones polisacáridas, más sensibles, se degradaron, dejando una matriz lignificada químicamente alterada.

La cristalinidad de la celulosa, medida mediante la relación de los picos FTIR y corroborada por difracción de rayos X, fue baja (13 %). Esto indica la destrucción de las regiones cristalinas del polisacárido. En conjunto, todos estos factores hacen que la madera sea más frágil y menos densa, y que pierda significativamente su resistencia mecánica.

El papel de los microorganismos: Aspergillus y Penicillium como agentes biodeteriorantes

Además de los factores fisicoquímicos, el estudio mostró que el ataque biológico también desempeñó un papel relevante en la degradación de la barca. Se aislaron catorce especies fúngicas, casi todas de los géneros Aspergillus (68 %) y Penicillium (32 %), grupos bien conocidos por su capacidad para degradar materiales celulósicos. Entre las especies más frecuentes, se identificaron Aspergillus flavus y A. terreus, confirmadas mediante técnicas moleculares (ITS1/ITS4).

Estas especies producen enzimas especializadas, como las CAZymes (enzimas activas sobre carbohidratos), y generan, además, especies reactivas de oxígeno que aceleran la ruptura de los enlaces en la lignina y la celulosa. Todo ello produjo una degradación combinada —enzimática y oxidativa— que contribuyó de forma decisiva a la fragilidad actual de la pieza.

Zanja en la que se encontró uno de los barcos de Khufu

Implicaciones para la reconstrucción y conservación

Este análisis multidisciplinar, además de reconstruir en profundidad los procesos de degradación de la barca, también permitirá orientar su restauración. La identificación del cedro del Líbano como el material predominante permitirá seleccionar consolidantes compatibles con sus propiedades. La documentación de los depósitos minerales, por su parte, ayudará a desarrollar protocolos de limpieza y estabilización, mientras que el conocimiento recabado sobre el biodeterioro fúngico permitirá aplicar tratamientos de desinfección no agresivos y sostenibles. Gracias a este trabajo, se sientan las bases científicas necesarias para comprender mejor la ingeniería naval del Reino Antiguo, así como para desarrollar modelos eficientes que permitan conservar objetos arqueológicos de madera.

Referencias

  • Ibrahim, S. et al. 2025. "Multifactorial Analysis of Wood Deterioration in Ancient Egypt: A Case Study of Khufu’s Second Solar Boat". Applied Sciences, 15, 3952. DOI: 10.3390/app15073952.

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