Identifican un inusual conjunto de frescos decorativos de 3.000 años en un edificio monumental del antiguo reino de Urartu

Estos fascinantes frescos del reino de Urartu, recién descubiertos en el área de Van, constituyen una rareza arqueológica extraordinaria. Te explicamos los motivos.
Pintura parietal
Recreación fantasiosa. Fuente: Midjourney/Erica Couto - Pintura mural

Durante una investigación arqueológica en la región del lago Van, al este de Turquía, un equipo de especialistas ha descubierto un conjunto excepcional de murales subterráneos de casi tres mil años de antigüedad. Perteneciente al antiguo reino de Urartu, el conjunto pictórico se localiza en una estructura arquitectónica del yacimiento de Garibin Tepe, una colina remota situada a unos treinta kilómetros de la ciudad de Van.

Un hallazgo que emergió de la oscuridad

Garibin Tepe es un yacimiento cuya reciente excavación se inició a raíz de una intervención no autorizada en 2022. Para preservar el patrimonio y garantizar el estudio científico de los vestigios, el equipo de arqueólogos, bajo la dirección del profesor Mehmet Işıklı de la Universidad Atatürk, descendió más de seis metros bajo tierra por un túnel estrecho hasta penetrar en una red de cámaras y corredores interconectados.

Los especialistas han calificado el descubrimiento como una de las estructuras urartianas de mayor monumentalidad entre las halladas hasta el momento. Por la complejidad arquitectónica y el carácter monumental de las paredes, se ha propuesto que se trate de un espacio ceremonial o de uso de la realeza.

Puesto que Garibin Tepe se encuentra a unos tres kilómetros de la fortaleza urartiana de Ayanis, los arqueólogos se interrogan sobre la posible relación entre ambos enclaves. La ubicación estratégica y la grandiosidad de la arquitectura sugieren un papel relevante en el sistema político y simbólico del reino.

Excavación
Recreación fantasiosa. Fuente: MIdjourney/Erica Couto

Los frescos ocultos bajo la montaña

Los murales decoran las paredes interiores de varias cámaras subterráneas y se organizan en tres bandas horizontales. Cada franja muestra varios motivos pintados sobre ladrillos de barro: figuras humanas, divinidades y animales fantásticos de los que aún se conservan restos de pigmentos rojos, ocres y negros. Los investigadores han interpretado esta disposición tripartita como una posible representación cosmológica vinculada al cielo, la tierra y el mundo animal, en consonancia con las tradiciones iconográficas de Mesopotamia y Anatolia. Los colores se han preservado gracias al entorno cerrado y a la ausencia de humedad directa.

Son pocos los restos de arte pictórico urartiano que han sobrevivido al paso del tiempo. Más allá de los restos murales hallados en Altıntepe y Arin Berd, este es el primer caso en el que se documenta un conjunto de frescos tan extenso y complejo. El hallazgo de Garibin Tepe amplía, así, el repertorio conocido del arte de Urartu al tiempo que sugiere que la pintura mural fue un medio de expresión más importante de lo que se había supuesto.

Pintura mural
Recreación fantasiosa. Fuente: MIdjourney/Erica Couto

Arquitectura monumental y simbolismo ritual

El entorno arquitectónico en el que se localizaron los murales se caracteriza por muros ciclópeos, terrazas escalonadas y esculturas pétreas de leones. Estas características apuntan a una función ceremonial, quizás relacionada con la celebración de rituales públicos o vinculados al culto dinástico. La integración entre pintura, escultura y arquitectura sugiere una concepción unitaria del espacio sagrado, donde el color y la imagen habrían cumplido un soble papel, litúrgico y estético.

La proximidad de Garibin Tepe a Ayanis, una de las fortalezas mejor conservadas de Urartu, refuerza la hipótesis de que este enclave pudo haber operado como una extensión palaciega o un santuario vinculado a la élite gobernante. Gracias a este hallazgo, la arqueología urartiana se adentra en un terreno más simbólico y espiritual.

Pintura mural
Recreación fantasiosa. Fuente: MIdjourney/Erica Couto

Salvar el color del tiempo: la lucha por conservar los murales

A pesar de su excelente estado de conservación, los frescos corren el riesgo de deteriorarse. Para prevenir su degradación, el equipo ha instalado refuerzos metálicos en techos y muros, y ha dispuesto un sistema de control ambiental que permite regular la temperatura y la humedad dentro del recinto.

Se ha diseñado, además, un plan de protección integral que incluye un dosel permanente y un programa de documentación digital en 3D que garantice la preservación del sitio y su futura accesibilidad. Estas medidas, aún en proceso de aplicarse, se consideran pioneras dentro de los proyectos de conservación del patrimonio urartiano.

El conjunto mural, por su naturaleza orgánica y por haberse ejecutado sobre ladrillos de barro, requiere una conservación constante. La más mínima alteración climática podría provocar desprendimientos o la decoloración de los pigmentos. Por ello, los arqueólogos han optado por restringir el acceso al yacimiento hasta que finalicen las obras de consolidación.

Mural
Recreación fantasiosa. Fuente: MIdjourney/Erica Couto

Una nueva mirada al arte y la ideología de Urartu

El hallazgo de Garibin Tepe representa un punto de inflexión en el estudio del Reino de Urartu, una civilización que floreció entre los siglos IX y VI a. C. alrededor del lago Van. Hasta ahora, la mayoría de las evidencias procedían de fortificaciones, inscripciones y vestigios de los sistemas hidráulicos, pero los murales revelan la dimensión ritual y simbólica de su cultura visual.

Los frescos aportan información sobre la existencia de talleres especializados, el uso de pigmentos orgánicos y una planificación artística sostenida por el patrocinio de las élites. El estilo figurativo, el uso del color y la organización espacial, además, sugieren un lenguaje iconográfico que, con probabilidad, transmitía conceptos religiosos, políticas y culturales mediante imágenes codificadas. La disposición subterránea del conjunto, por otra parte, refuerza la hipótesis de que estos espacios estaban relacionados con el culto a los antepasados o con ceremonias de legitimación real.

Las voces silenciosas del subsuelo

El conjunto de frescos descubierto en Garibin Tepe constituye una revelación extraordinaria para la arqueología de Urartu. Al combinar arte, arquitectura y simbolismo en un contexto subterráneo excepcionalmente conservado, este hallazgo supone una puerta de acceso al mundo visual y ritual de una civilización que aún nos habla desde las profundidades del tiempo. Este descubrimiento amplía los horizontes de la arqueología de Urartu y contribuye a revalorizar el papel del arte en las sociedades del Próximo Oriente antiguo.

Referencias

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