Un hallazgo en Crimea demuestra que los neandertales usaron ‘lápices’ de ocre para crear las primeras expresiones de arte simbólico

Los neandertales del Paleolítico medio utilizaron "crayones" de ocre para crear las primeras formas de arte simbólico: un nuevo estudio lo analiza en profundidad.
Neandertal
Recreación fantasiosa. Fuente: Midjourney/Erica Couto. Fragmento de ocre. Fuente: d'Errico et al. 2025 - Arte prehistórico

Nuestro conocimiento sobre las prácticas de los neandertales sigue avanzando a pasos agigantados. Un estudio publicado en Science Advances en octubre de 2025 y firmado por Francesco d’Errico y su equipo demuestra que los neandertales del Micoquiense de Crimea, una cultura del Paleolítico medio, no solo usaban ocre con fines prácticos, sino que también lo emplearon como pigmento para crear signos y marcas.

El hallazgo, resultado de un exhaustivo análisis multidisciplinar de dieciséis piezas de ocre procedentes de los yacimientos de Zaskalnaya V (ZSKV), Zaskalnaya VI (ZSKVI) y Prolom II, así como del enclave continental ucraniano de Mukhovets, ofrece la evidencia más sólida hasta ahora del uso simbólico del color por parte de los neandertales europeos.

Uso de ocre en el Paleolítico
Uso de ocre en yacimientos del Paleolítico. Fuente: d'Errico et al. 2025

El poder del color y los orígenes del simbolismo

El estudio parte de una premissa básica: el uso del color como elemento de representación constituye uno de los hitos más antiguos en la construcción cultural de la realidad humana. En todas las sociedades, los colores moldean la percepción del mundo y articulan las identidades, los rituales y las emociones. El ocre, una mezcla de minerales ricos en hierro como la hematita y la goetita, fue el primer pigmento natural empleado por distintas especies del linaje humano, mucho antes de que apareciese el arte figurativo.

Los autores recuerdan que las evidencias más antiguas del uso de ocre en África alcanzan los 400.000 años de antigüedad, mientras que, en Europa, este material aparece documentado desde al menos 380.000 años. Sin embargo, hasta ahora no se había demostrado de forma concluyente que los neandertales hubiesen atribuido un valor simbólico y comunicativo a estos pigmentos. La investigación en Crimea llena, por fin, ese vacío.

Ocre
Fragmento de ocre ZSKVI-01. Fuente: d'Errico et al. 2025

Los neandertales del Micoquiense y su mundo

Los yacimientos analizados pertenecen al Micoquiense de Crimea, una variante regional del tecnocomplejo musteriense caracterizada por herramientas bifaciales, cuchillos de dorso y puntas foliáceas. Las poblaciones neandertales habitaron la región entre hace 100.000 y 33.000 años, en coincidencia con el estadio isotópico marino 5c.

Los investigadores han basado su estudio en los materiales procedentes de las cuevas de Zaskalnaya V y VI, situadas en la región de Belogorsk, y el abrigo de Prolom II, a unos 6,5 km. A ellas se suma Mukhovets, en el norte de Ucrania, que ha permitido comparar las prácticas locales con las de otros grupos contemporáneos.

En total, se estudiaron 16 fragmentos de ocre y 4 muestras naturales del afloramiento de esta sustancia a apenas 1,5 km de los yacimientos principales. Las similitudes químicas entre el ocre arqueológico y esta fuente natural demuestran que los neandertales seleccionaron y transportaron de forma intencional esta sustancia.

Ocre
Fragmento de ocre ZSKV-07. Fuente: d'Errico et al. 2025

Un trabajo técnico y minucioso

Para reconstruir la cadena operativa de producción y uso del ocre, el equipo utilizó la fluorescencia de rayos X portátil, la microscopía electrónica de barrido y el análisis mineralógico y tecnológico. Los resultados revelaron trazas inequívocas de raspado, molienda, grabado, lascado y reafilado, lo que indica una manipulación intencional y recurrente.

Entre las piezas más notables analizadas, figuran tres fragmentos de Zaskalnaya V. El ejemplar ZSKV-06 es un crayón de ocre amarillo, al que se le dio forma alargada y puntiaguda. Muestra las fases sucesivas de afilado, lijado y uso reiterado. Su desgaste indica que se empleó como instrumento para trazar líneas o pintar sobre superficies blandas. ZSKV-07, por su parte, es un fragmento de otro crayón que se reutilizó para extraer polvo de color. En lo que respecta al tercer ejemplar, ZSKV-05, los investigadores han notado que esta losa de ocre anaranjado presenta dibujos paralelos y curvados ejecutados por una misma mano, probablemente diestra.

Las huellas de uso que muestran estas tres piezas, señalan los autores, superan con creces cualquier interpretación utilitaria. Las marcas de reafilado, la organización de los trazos y el cuidado en el mantenimiento de las herramientas evidencian una intencionalidad estética y simbólica.

Ocre de Crimea
Distintos tipo de ocre hallados en Crimea. Fuente: d'Errico et al. 2025

Química del color

El análisis elemental mostró que los fragmentos contenían, sobre todo, óxidos de hierro (Fe₂O₃), responsables de los tonos rojos y amarillos, con proporciones de hasta el 47 %. En algunos casos, la presencia de manganeso y sílice sugiere procesos de selección específicos para obtener determinadas tonalidades. La variabilidad química entre las muestras indica que los neandertales no se limitaban a obtener ocre de un único afloramiento, sino que conocían y explotaban diversas fuentes de pigmento, probablemente por razones estéticas o simbólicas.

Una tradición prolongada y significativa

La presencia de ocre en los diferentes niveles estratigráficos de Zaskalnaya y Prolom II revela que esta práctica se mantuvo durante unos 70.000 años. Así, el equipo de investigación afirma que se dio una transmisión cultural sostenida. Los investigadores destacan que la recurrencia arqueológica del ocre no puede explicarse únicamente desde el punto de vista utilitario y de subsistencia. Al contrario. Los neandertales del Micoquiense habrían atribuido al color un valor comunicativo o identitario.

Ocre
Punta de un "lápiz" de ocre. Fuente: d'Errico et al. 2025

Del polvo al símbolo

El hallazgo de los “crayones” de Crimea obliga a reconsiderar la frontera entre el Homo sapiens y el Homo neanderthalensis en el terreno de la creatividad. Las líneas dibujadas, los pigmentos seleccionados y el uso intencional de superficies pulidas son expresiones materiales de un pensamiento simbólico, comparables, según los investigadores, con las primeras manifestaciones artísticas documentadas en África y Europa.

D’Errico y sus colegas subrayan que no todos los usos del ocre fueron simbólicos. Sin embargo, en los casos estudiados por el equipo, las evidencias convergen: las formas trabajadas, los gestos repetidos en la manipulación del ocre y los patrones organizados de elaboración y uso exceden la mera funcionalidad práctica. En su interpretación más prudente, los autores hablan de “marcadores culturales de complejidad cognitiva”, es decir, comportamientos que demuestran la capacidad de los neandertales para abstraer, comunicar y compartir significados a través del color.

Reescribiendo la historia del arte

Desde el punto de vista arqueológico, este hallazgo se suma a otros indicios —como los grabados de la cueva de Ardales en España o los pigmentos de Fumane en Italia— que atribuyen a los neandertales un papel activo en los orígenes del arte. El estudio de Crimea aporta una prueba contundente de que el simbolismo no nació con los humanos modernos, sino que tiene raíces más antiguas y plurales.

Los neandertales habrían desarrollado de forma independiente conductas simbólicas y artísticas. La producción de pigmentos, su conservación y uso reiterado revelan una forma de pensamiento que ya operaba en el plano de la abstracción. En última instancia, los “lápices” de ocre de Crimea nos obligan a repensar qué significa ser humano.

Referencias

  • d’Errico, Francesco et al. 2025. "Evidence for symbolic use of ochre by Micoquian Neanderthals in Crimea". Science Advances, 11: eadx4722. DOI: 10.1126/sciadv.adx4722


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