La aparición, a finales del otoño de 2021, de una pequeña tablilla de basalto cerca del lago Bashplemi, en el municipio de Dmanisi (Georgia), ha despertado un notable interés académico. Lo que en un primer momento parecía un objeto sin especial relevancia terminó revelando un tesoro arqueológico: una inscripción compuesta por 60 signos, de los cuales 39 son distintos entre sí. El descubrimiento se produjo durante una jornada de pesca, cuando varios vecinos de la localidad se encontraban en el lago artificial. Fue allí donde encontraron el objeto semienterrado en el barro. Desde entonces, la tablilla se ha convertido en uno de los indicios más sugerentes de que, en el Cáucaso, pudo existir un sistema de escritura todavía desconocido.
Un hallazgo fortuito que abre un nuevo capítulo en la historia del Cáucaso
Los primeros análisis de la tablilla sugieren que el objeto tuvo una importancia singular en el pasado, pues el basalto es un material que se caracteriza por su extrema dureza. A falta de un contexto arqueológico, los investigadores consideran que, teniendo en cuenta los materiales hallados en superficie en el entorno, como las cerámicas, la obsidiana y un mortero de piedra, sugieren una datación probable entre la Edad del Bronce tardía y los inicios de la Edad del Hierro. En este paisaje arqueológico dinámico, caracterizado por la emergencia de centros metalúrgicos y redes de intercambio regionales, la tablilla de Bashplemi se perfila como una pieza inesperada que podría reescribir nuestro conocimiento sobre los sistemas de escritura caucásicos precristianos.

Un enclave volcánico con una rica historia cultural
El lugar donde apareció la tablilla se sitúa en un altiplano volcánico, entre los arroyos Mamutli y Karaklisi. A 1.647 metros de altitud, el lago Bashplemi ocupa una depresión de origen artificial cuyos márgenes se retraen en otoño y dejan al descubierto zonas donde pueden emerger materiales arqueológicos. Enclavadas en la zona tectónica Lok-Karabakh, estas tierras están compuestas por basaltos subalcalinos del Plioceno superior y del Cuaternario temprano. Los análisis mineralógicos realizados confirman que la tablilla se elaboró con la misma roca volcánica presente en el entorno.
La región de Dmanisi posee una dilatada trayectoria de ocupación humana. Aunque las fuentes históricas mencionan la zona desde el siglo VI, las excavaciones han demostrado una presencia mucho más antigua, con asentamientos desde la Edad del Bronce y hallazgos paleontológicos excepcionales, como los famosos restos de Homo georgicus datados en 1,8 millones de años.
Durante el medievo, el área formó parte de una densa red de rutas comerciales, incluida la denominada Ruta del Camello, que enlazaba Anatolia y Asia Central. En este vasto escenario histórico, la existencia de un objeto inscrito sugiere un paisaje social rico y complejo, en el que las prácticas de escritura seguramente formaron parte de la vida cotidiana y ritual.

La inscripción: una estructura organizada y técnicamente exigente
Aunque una parte de la piedra está quebrada, sobre todo en el lateral izquierdo, el análisis paleográfico ha permitido identificar que la inscripción se distribuye en siete registros horizontales. A pesar de las lagunas, la secuencia general parece estar bastante completa. Los primeros registros, que suelen incluir los encabezamientos o los títulos, conservan su alineación central, lo que indicaría, según los estudiosos, que el texto se mantiene íntegro en su mayor parte.
En lo que respecta a los signos, los expertos han notado que cada uno presenta una morfología individualizable. Para inscribirlos, se usó una técnica basada en realizar puntos de perforación cónicos que, posteriormente, se unieron mediante un instrumento de cabeza redondeada. Así, se crearon surcos de entre uno y tres milímetros de profundidad.
Este método revela tanto la dureza del material como el dominio de herramientas avanzadas, lo que implicaría la presencia de artesanos especializados capaces de trabajar el basalto. Los investigadores descartan por completo la hipótesis de falsificación, en parte porque los propios descubridores, unos vecinos de la zona, llegaron incluso a dañar superficialmente la pieza al intentar limpiarla, gesto incompatible con un intento de engaño deliberado.

Una escritura que no coincide con ningún sistema conocido
La inscripción contiene signos que se repiten con frecuencia, entre ellos un signo compuesto por tres puntos verticales y un punto suelto que parece funcionar como elemento de separación. El carácter sistemático de estas repeticiones sugiere un texto estructurado. Según los epigrafistas, podría tratarse de una composición administrativa, religiosa o conmemorativa.
Los autores del estudio han realizado una comparación gráfica exhaustiva con más de veinte sistemas de escritura del Próximo Oriente, el Mediterráneo, el Cáucaso y regiones más lejanas como India e incluso la península ibérica. El resultado no presenta dudas: ninguno de los alfabetos o silabarios analizados coincide plenamente con los signos de Bashplemi.
Ciertas correspondencias parciales se observan con alfabetos caucásicos posteriores, en especial con el asomtavruli georgiano, el albano caucásico y los llamados signos protogeorgianos. También se han señalado similitudes con los alfabetos semíticos antiguos, el griego arcaico y la escritura brahmí, aunque las coincidencias son siempre parciales y debidas, con probabilidad, a meras convergencias gráficas. El análisis estadístico muestra que el mayor grado de semejanza se produce con los sistemas caucásicos, lo que refuerza la posibilidad de que se trate de un estadio muy antiguo de una tradición gráfica local.
Por otro lado, los expertos, aún no han logrado establecer el sentido de lectura. El texto podría leerse de derecha a izquierda, de izquierda a derecha o incluso presentar un patrón bustrófedon, es decir, alternando una línea que se lee de izquierda a derecha con otra que se lee de derecha a izquierda. Aunque algunas orientaciones de signos parecen sugerir alternancia direccional, otras contradicen esta hipótesis. En cualquier caso, la tablilla evidencia un sistema gráfico coherente y completo, algo excepcional en el contexto de la escritura precristiana del Cáucaso, donde la transmisión en soportes perecederos limitó que se conservaran testimonios.

Implicaciones para la historia de la escritura en el Cáucaso
La tradición clásica ya mencionaba la existencia de una supuesta escritura de la antigua Cólquide, descrita por autores como Apolonio de Rodas, Aulo Claudio Cárace o Eustacio de Tesalónica, quienes hablaban incluso de una “escritura áurea”. Sin embargo, la arqueología nunca había podido corroborar estas referencias. La tablilla de Bashplemi, pese a no estar vinculada geográficamente con Cólquide, abre la posibilidad de que existieran sistemas gráficos locales mucho antes de la cristianización.
Además, el contexto geográfico en el que se produjo el hallazgo presenta una notable densidad de estructuras geométricas visibles con drones. Se han detectado estructuras con forma de círculos, rectángulos y elipses que podrían corresponder a casas, recintos defensivos o túmulos. Esto refuerza la idea de que la cuenca del lago Bashplemi formaba parte de un paisaje de ocupación humana significativo.

Una pieza clave para un rompecabezas aún incompleto
Aunque todavía es imposible traducir o fechar con precisión la tablilla, los estudios preliminares permiten afirmar que encontramos ante un sistema de escritura auténtico y autónomo aún por descifrar. El hallazgo presenta los suficientes paralelos gráficos como para situarlo dentro del horizonte cultural caucásico, pero también las suficientes diferencias como para considerarlo un sistema distinto, quizá una fase temprana de una tradición desaparecida. Mientras prosiguen los estudios, la tablilla de Bashplemi se erige como uno de los testimonios epigráficos más enigmáticos y prometedores del Cáucaso, cuyo desciframiento podría modificar de forma sustancial nuestra visión sobre el desarrollo de la escritura en la región.
Referencias
- Shengelia, R., L. Gordeziani, N. Tushabramishvili, N. Poporadze y O. Zourabichvili, O. 2024. “Discovery of Unknown Script Signs in Georgia: The Bashplemi Lake Tablet”. Journal of Ancient History and Archaeology, 11–3: 96–113. DOI:
https://doi.org/10.14795/j.v11i3.1035