Técnicas artísticas del Paleolítico: cómo los primeros humanos grabaron, pintaron y esculpieron su mundo

El arte paleolítico no fue improvisación: fue técnica, método y una sorprendente sofisticación visual. Desde grabados minuciosos hasta pigmentos aplicados con precisión, estas obras revelan cómo los primeros artistas humanos desarrollaron un lenguaje gráfico tan complejo como duradero.
El arte paleolítico transformó paredes y objetos cotidianos en soportes de comunicación simbólica.
El arte paleolítico transformó paredes y objetos cotidianos en soportes de comunicación simbólica. Fuente: iStock.

El arte paleolítico es un mensaje que se escribe sobre diversos soportes, fundamentalmente paredes y objetos. Las paredes se pueden encontrar en el interior de las cuevas o en los espacios abiertos a plena luz del día. Generalmente, los objetos sobre los que se escribe forman parte de la vida cotidiana, son restos de piedra y hueso usados antes para otras cosas. En uno u otro caso, lo que se propone es lo mismo y se plasma con procedimientos variados, no muy diferentes a los que nosotros usamos ahora.

Hacemos esa diferencia para organizar la clasificación y el estudio, pero en ambos casos contienen formas similares y significados semejantes. Necesitan de la mano del autor y de objetos intermedios entre esta y el soporte: buriles para grabar y pinceles, pieles o dedos para pintar. Cuando hablamos de escultura, hacen falta también cinceles y percutores que se acompañan de buriles, raspadores y pulidores, según los casos.

Los procedimientos principales son el grabado y la pintura.

La técnica del grabado

El primero consiste en extraer una parte de la materia prima del soporte por arrastre del buril o golpeteo del percutor, consiguiendo una línea más o menos homogénea que contornea el objeto o se introduce por su interior. Esa línea puede ser incisa, producida por arrastre continuo, o piqueteada, compuesta por pequeñas concavidades más o menos separadas entre sí. En algunos casos se hace una incisión antes de terminar la línea piqueteada, como enmarque de la misma. En otros casos, la línea piqueteada se abrasiona creando una línea uniforme sobre ella por fricción.

Ambos sistemas se usan en el exterior y en el interior de las cuevas, aunque es más frecuente el piqueteado en el exterior que en el interior, probablemente por la naturaleza del soporte. El piqueteado existe en cueva y al aire libre desde los inicios del arte paleolítico, hace unos 40 000 años. Cuando a partir de 1992 surgió la polémica sobre la antigüedad de los grabados del Côa portugués, uno de los argumentos a favor de su modernidad era la utilización del grabado piqueteado. El argumento era realmente interesado, pues la empresa constructora del embalse del río Côa necesitaba infravalorar la condición del yacimiento que iban a cubrir las aguas y continuar así la construcción.

manos pintadas de la cueva de Fuente del Salín en Muñorrodero (Cantabria). Están hechas con la técnica del estarcido o soplado: se introdujo colorante líquido en una caña o hueso hueco y se insufló sobre la pared, contorneando una mano.
manos pintadas de la cueva de Fuente del Salín en Muñorrodero (Cantabria). Están hechas con la técnica del estarcido o soplado: se introdujo colorante líquido en una caña o hueso hueco y se insufló sobre la pared, contorneando una mano. ASC / R. de Balbín.

El grabado puede ser independiente o componerse con la pintura, pues no son incompatibles. En muchos casos, sobre todo al aire libre, lo único reconocible hoy es el grabado, aunque hay indicios de que existió pintura ya desaparecida. Eso ocurre en casos, como Faia en el Côa y Siega Verde en Salamanca, donde hemos analizado el interior del trazo piqueteado. El grabado, como la pintura, sirve muchas veces para resaltar volumen en las figuras y se introduce en el interior de estas. En otras ocasiones, la figura se graba profusamente en su interior, dejando una imagen casi en negativo.

El grosor del grabado es muy variable y de manera general podemos decir que abunda más el espesor mayor en épocas antiguas que en las recientes. Cuando las líneas de incisión se juntan, decimos que es un raspado, a veces muy superficial y distinguible del soporte por su color más claro. Lo mismo se hace en las paredes y en los objetos, porque la generalidad es semejante. Los objetos son fundamentalmente de hueso y de piedra, placas y esculturas en ambos casos. Cuando la base es de hueso, se puede saber la dirección del trazo por la huella dejada en la superficie y aquel suele comenzar en la cabeza, para terminar en la cola de los animales.

Los procedimientos de la escultura

Como entre nosotros, la escultura puede ser de bulto redondo o bajorrelieve, con mayores posibilidades para los objetos móviles. Dentro de las imágenes en tres dimensiones son conocidas las de mujer embarazada, que han venido siendo llamadas venus, hechas de piedra caliza en la mayor parte de los casos. Hay también imágenes femeninas realizadas en barro cocido, fórmula cerámica que ya se conocía en el Paleolítico. Suelen ser bastante detalladas en los pechos, en el pubis y en las nalgas, y tanto la cara como las extremidades tienen menos interés para los autores. Curiosamente, sí se plasma ocasionalmente un peinado de redecilla, más atractivo que el propio rostro.

El hueso es más fácil de trabajar que la piedra, aunque esta sea poco compacta. En uno y otro caso, las dimensiones de las esculturas son pequeñas y portables. El hueso prefiere representaciones animales, que varían en tamaño y condición, dependiendo de las dimensiones del soporte.

Los bajorrelieves son en realidad una ampliación del grabado, que acaba destacando el objeto por separación del fondo soporte. Esas esculturas aparecen en los lienzos rupestres y en el arte mueble y en alguna ocasión conservan restos de pintura. Las cuevas calizas tienen paredes con formas irregulares, relieves diversos que se pueden aprovechar para dar volumen a pinturas o grabados. Esto se hace desde el principio artístico y da lugar a representaciones muy notables.

Una del las técnicas de grabado consiste en extraer una parte de la materia prima del soporte por arrastre del buril o golpeteo del percutor. Arriba, toros piqueteados con la línea pintada de Faia, Côa, Portugal; abajo, caballo piqueteado con la línea pintada, de Siega Verde, Salamanca.
Una del las técnicas de grabado consiste en extraer una parte de la materia prima del soporte por arrastre del buril o golpeteo del percutor. Arriba, toros piqueteados con la línea pintada de Faia, Côa, Portugal; abajo, caballo piqueteado con la línea pintada, de Siega Verde, Salamanca. Fuente: ASC / R. de Balbín.

La pintura, el procedimiento más complejo

Se presenta solo o acompañado de grabado y escultura. Es la aplicación de una masa pigmentada sobre la pared o el objeto y sus posibilidades son abundantes.

Los colores fundamentales que se emplean son el rojo y el negro, con matices variados. El rojo se obtiene de óxidos de hierro y el negro, de carbón vegetal u óxido de manganeso. Este último se encuentra en abundancia en el interior de las cuevas. El pigmento no se aplica puro sobre la pared, sino que previamente se hace una mezcla o carga a la que se incorpora finalmente el color. La carga está compuesta por arcilla, fragmentos de caliza, hueso y concha. Sobre ella se incorpora el carbón vegetal o el manganeso, más útil el primero, porque se puede fechar por carbono 14. Con frecuencia a esa carga ennegrecida se le incorpora también el óxido férrico, cuya proporción con el negro consigue la tonalidad más o menos profunda del rojo. Esa carga se disuelve en un aglutinante, agua o grasa.

En el primero de los casos, se podría decir que se pinta al fresco y que el color se embebe en la roca tomando cuerpo y consistencia. En el segundo caso, se obtiene una mezcla muy plástica de mejores condiciones de perduración. En sitios como Tito Bustillo hemos constatado que las figuras más antiguas se hacían con el color disuelto en grasa, algo semejante al óleo. La duración de la pintura es mayor en este caso y las imágenes se conservan mejor que las posteriores. Los grandes polícromos del panel principal de la cueva asturiana están más deteriorados que las vulvas de su famoso Camarín, hechas con toda probabilidad 20 000 años antes. El argumento no se puede extender de manera absoluta, por falta de análisis pormenorizados en otras cuevas, pero es una posibilidad digna de consideración.

El trazo pintado puede ser lineal de contorno o penetrar en la figura para darle contenido, detalle y volumen. Al final del Paleolítico superior, la técnica es más compleja, produciendo imágenes polícromas como las de Altamira o Tito Bustillo. En ese caso es frecuente que se incorpore el grabado, en el contorno o en su interior, consiguiendo efectos más impactantes. Las representaciones de mayor importancia reciben normalmente una mayor complejidad técnica y suelen tener mayor tamaño.

Como se ha dicho, el grabado puede servir para resaltar la pintura, pero también para marcar su contorno; esto ocurre en las paredes y en los objetos. Los bajorrelieves son en realidad una ampliación del grabado, que acaba destacando el objeto por separación del fondo soporte. Esas esculturas aparecen en los lienzos rupestres y en el arte mueble, pudiéndose ver a veces restos de pintura.

Las pinturas se aplicarían con pinceles, pieles o los dedos, en términos generales. Pero existe una forma especial de aplicación que puede llamarse estarcido o soplado y que se usa en la realización de manos en negativo. Consiste en el uso de un pulverizador, probable caña o hueso hueco, en el que se introduce el colorante líquido para insuflarlo sobre la pared, contorneando la mano de una persona. Las manos son el objeto artístico más abundante en las paredes de la prehistoria, en Europa y fuera de ella. También se pintan con un pincel y en algunos casos es la mano untada en color la que se aplica directamente sobre la pared.

Bajorrelieve de Saint Front, en Dordoña ( Francia). Los bajorrelieves son en realidad una ampliación del grabado, que acaba destacando el objeto por separación del fondo soporte.
Bajorrelieve de Saint Front, en Dordoña ( Francia). Los bajorrelieves son en realidad una ampliación del grabado, que acaba destacando el objeto por separación del fondo soporte. ASC.

Los signos, cuando no hay forma de animal o persona

Lo que se ha dicho hasta ahora se refiere a las formas naturalistas. Son aquellas cuyo contenido reconocemos, pues tienen forma de animal o de persona. Nos queda el mundo de los signos, que son formas que no se parecen a figuras conocidas y cuyo significado entendemos aún menos que el de las figuras naturalistas. Todo lo que se representa en el arte paleolítico son signos, con diversas formas, más identificables o menos. Lo que sí es cierto es que aquello que llamamos signos, cuyo contorno suele ser geométrico, tienen un tratamiento habitualmente más sencillo que los animales. Pueden ser grabados o pintados, pero en ambos casos carecen de una tercera dimensión. Se hacen sobre paredes y objetos y su complicación es mayor en el primer caso. Los más frecuentes son los puntos, que tienen un sucedáneo en las cazoletas o pequeñas concavidades presentes en las placas de piedra. Aparecen aislados o en grupos variables. Se incorporan a paneles con imágenes naturalistas o se pintan solos en espacios propios. Otros signos frecuentes son las llamadas rejillas, reticulados pintados que en algunos casos anteceden o suceden a los paneles pintados. Hay también representaciones grabadas, que a veces parecen restos de figuras mayores, o esbozos sin terminar de acabar, frecuentemente reticulados como las pinturas.

El vehículo gráfico del arte paleolítico

Como hemos visto es variado y bastante parecido a lo que conocemos en otros momentos. El vehículo gráfico del arte paleolítico sirve para plasmar las ideas de un grupo humano, que no entendemos en profundidad. Comunica contenidos con las mismas posibilidades que nuestro alfabeto latino y se ha conservado muchos miles de años gracias a la técnica utilizada y a los pocos cambios sufridos por el soporte de las imágenes.

Desde los inicios, hace unos 40 000 años, hasta el final del Paleolítico, hace unos 10 000, los grupos humanos han decorado el espacio interior y exterior, marcándolo y humanizándolo a partir de sistemas que han sufrido pocas transformaciones a lo largo del tiempo. Es muy posible que perfeccionándose gradualmente y llegando a su máximo al final del Paleolítico superior, donde hay más representaciones y más elaboradas.

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